FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Exposiciones

Domo, una cueva consagrada al arte

  • La galería, ubicada en la calle Muñoz y Pabón, abre sus puertas con una muestra del malagueño Juan Manuel Rodríguez, una invitación al misterio desde la pintura

Guillermo Amaya Brenes, codirector de la galería Domo, posa ante las obras de Juan Manuel Rodríguez.

Guillermo Amaya Brenes, codirector de la galería Domo, posa ante las obras de Juan Manuel Rodríguez. / José Ángel García

En una de las obras del malagueño Juan Manuel Rodríguez, que forma parte de la exposición con la que se inaugura la galería Domo, un individuo erguido oculta su silueta tras una alfombra, un gesto que podría evocar una profunda vergüenza en el personaje o tal vez una mera representación de la condición humana, el símbolo de que todos tenemos algo que esconder en el ejercicio desconcertante y confuso de la vida. Cerca de esa pintura cuelga otra en la que un cuerpo desnudo del que sólo se ven las piernas está subido a una silla. Podría ser la última acción de un suicida, pero hay una rara ligereza en la escena, como si aquella anatomía se estuviese estirando en realidad para coger un libro, para alguna maniobra intrascendente, aunque un detalle genera un extraño desasosiego: el mueble en el que se apoya esa figura tiene una pata rota. Rodríguez prefiere el misterio de lo que se vislumbra, la sugerencia y la intuición antes que la certeza.

"En todas las creaciones de Juan Manuel hay un misterio", analiza Guillermo Amaya Brenes, codirector de Domo, la galería que ha abierto sus puertas en el número 10 de la calle Muñoz y Pabón. La pieza que da título a la muestra y que recibe al visitante, Creer no es saber, aparenta ser la parte trasera de un lienzo que al ser movido descubre en su reverso un bodegón. "Detrás de propuestas como esta hay un discurso más profundo que se pregunta qué hueco tiene la pintura realista o naturalista dentro del lenguaje contemporáneo. En el universo de Juan Manuel hay algo latente que va más allá de la propia pintura". Ocurre también en un autorretrato, otra de las primeras piezas del recorrido, donde el protagonista aparece distorsionado y la técnica utilizada acaba reclamando la atención. "Puede entenderse como una declaración de principios", observa Amaya, "y Juan Manuel viene a decir que tal vez el lenguaje, tu modo de expresarte, hable más de ti que tu físico, que tus rasgos".

El cuadro ‘Creer no es saber’. El cuadro ‘Creer no es saber’.

El cuadro ‘Creer no es saber’. / D. S.

Estrategias mediante las que Rodríguez se rebela contra "esa idea estática, poco vibrante y limitada que en ocasiones se tiene de la pintura", defienden desde la galería. El autor parte del realismo para abrazar el enigma, reivindicar la incertidumbre. Y no es posible, indican desde Domo, "una lectura literal mediante la que conectar las obras que conforman el proyecto expositivo". El material biográfico se cruza con las referencias artísticas: no es casual que el malagueño reinterprete las cabezas de San Juan Bautista decapitándose a sí mismo en una de las obras. Entre los homenajes, Rodríguez también reelabora Torero muerto, un fracaso en la carrera de Manet y un cuadro "muy curioso porque su autor decidió recortarlo, formaba parte de un conjunto y se le criticó que no funcionaban las proporciones de la escena", explica Amaya. En su austeridad, la relectura del clásico, con el hombre desnudo y ningún elemento accesorio que distraiga, también provoca un sentimiento de extrañeza.

Rodríguez se pregunta “qué hueco tiene la pintura realista en el arte contemporáneo”

Con Creer no es saber arranca la primera temporada de Domo y también la carrera de Guillermo Amaya Brenes como galerista. "Llevaba mucho tiempo escribiendo, comisariando exposiciones, pero, honestamente, nunca había estado en mi cabeza lo de abrir una sala, lo veía como algo inalcanzable, como algo que te pedía muchos requisitos. Cuando me lo propuso Manuel [Nuñezdedios, el codirector], acepté encantado porque era algo que no me esperaba y que me tiene entusiasmado".Domo ocupa un local singular e inesperado. "Está dividido en dos espacios", cuenta Amaya. "El primero, a pie de calle, se plantea como una galería más convencional. Es un espacio pequeño pero los techos son altos y dan mucho juego. Abajo hay una especie de cueva, la joya de la corona de este inmueble; a diferencia de las paredes blancas habituales nos encontramos con un muro de piedras que da un contraste interesante. Así que tenemos dos variantes que pueden enriquecer las narrativas expositivas que planteemos", prosigue el galerista, que admite que él y su socio "no nos hemos marcado una línea muy clara, queríamos simplemente traer a artistas que nos gustaran, disfrutar del trabajo con ellos. Ha coincidido que este curso casi todos los creadores son de media carrera, aunque queremos atraer también a jóvenes emergentes, convocar y dar oportunidades a los nombres que van a tener relevancia en el futuro".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios