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La Fonoteca de Sevilla

Una inmersión en los sonidos de agosto en la Fonoteca

  • El Espacio Santa Clara acoge desde el lunes y hasta el día 28 'La ciudad', una experiencia sensorial que se adentra en la 'música' de las noches de verano

Paloma Espí y Rubén Barroso, en el jardín de la costilla de Adán.

Paloma Espí y Rubén Barroso, en el jardín de la costilla de Adán.

"Párese aquí un momento. Abra sus oídos y escuche, atentamente, todo lo que le rodea. El sonido de la ciudad de Sevilla. Ordene mentalmente lo que escucha. Piense en considerarlo música. Piense que música puede llegar a ser todo lo que acontece. Tómese su tiempo". El cartel, que en su día se utilizó para Silencio. Festival de la Escucha, una iniciativa que arrancó el pasado otoño, reclama ahora otra sensibilidad al visitante de la Fonoteca de Sevilla, que ocupa desde junio el refectorio del Espacio Santa Clara y que se plantea como un centro de arte dedicado a las prácticas sonoras.

La propuesta culmina las investigaciones que desde hace unos años realiza el artista y gestor cultural Rubén Barroso, que ya en el Festival Contenedores del que es responsable presentó el Mapa Sonoro de Sevilla, un "catálogo de rumores", como se definió entonces, que se tomaba la ambición de captar el latido de una ciudad diversa e inabarcable. "He seguido trabajando en ello, recogiendo pistas, promoviendo un laboratorio", comenta Barroso, que con la Fonoteca se enfrenta a "algo que da vértigo decir: un proyecto para toda la vida, que no debería parar de crecer", expone.

Con puestos de escucha en los que el público puede asistir a las conversaciones grabadas, una instalación de fotografías de la vida cotidiana que insinúan que "la música puede surgir en cualquier momento" o un recordatorio de los 108 barrios que componen la ciudad de Sevilla, la Fonoteca conciencia sobre la importancia de un patrimonio sonoro que corre el peligro de perderse o transformarse con el tiempo. "A mí conservar únicamente no me interesa mucho", reconoce Barroso. "Lo que me atrae es el estudio del lenguaje, y no sólo como se habla, sino cómo el lenguaje y el sonido pueden llegar a influir en todas las áreas de la ciudad, desde la arquitectura o el urbanismo a la salud o el medio ambiente", analiza.

La Fonoteca abrió sus puertas en junio como un centro dedicado a las prácticas sonoras

En un mundo donde lo visual se impone, la escucha "es una práctica política. Las imágenes te entran por los ojos, pero para escuchar te tienes que detener: se requiere otra actitud", argumenta el especialista. Para remarcar este enfoque, la Fonoteca tiene, junto a la preservación y el estudio del patrimonio sonoro, la didáctica como una de las líneas principales.

"Sitúate en distintos espacios de la ciudad, en distintos puntos de la misma. Averigua, investiga, cómo suena uno y cómo suena otro. Cómo suena una calle en un barrio y cómo suena en otro. Cómo suena una plaza al amanecer y al anochecer. Permanece en un sitio todo el tiempo que puedas, con las orejas abiertas, vuelve al mismo más veces, a ver qué ocurre, si suena igual, investiga las diferencias", anima una publicidad de la Fonoteca a los ciudadanos. "Escucha atentamente esos espacios cotidianos, la arquitectura del urbanismo interior y exterior, el espacio corporal y personal y el cuerpo colectivo. (...) Los espacios cotidianos no son lugares vacíos, sino en constante transformación. Espacios vivos de audición".

Desde la Fonoteca quieren implicar al público a través de cursos y jornadas o encuentros con artistas e investigadores, pero también con profesionales de la ciudad y entidades vecinales. "Nos gustaría que la gente hiciera suya la iniciativa. Y estamos llegando a un punto muy bonito en el que los ciudadanos nos mandan archivos sonoros. El otro día me escribió alguien para decirme que había estado con las monjitas de Santa Ángela de la Cruz y que las había grabado", cuenta Barroso.

Cada pase de 'La ciudad' acepta sólo a un grupo limitado de 30 espectadores

La soprano Paloma Espí ha impartido junto con la poeta Sofía Sánchez uno de los talleres que ya se han celebrado en la Fonoteca, The Great Learning, que se inspiraba en una pieza homónima del compositor Cornelius Cardew. En su contacto con los asistentes, Espí comprobó que las personas no sólo deben aprender a escuchar a los demás, también a escucharse a sí mismas sin miedo. "Tenemos prejuicios con nuestra propia voz. Un niño puede cantar y emitir todo tipo de sonidos, pero nosotros creemos que no podemos hacerlo y tenemos el mismo instrumento, la garganta", explica la intérprete.

Ahora, Espí interviene en una de las actividades con la que la Fonoteca quiere compartir su filosofía. Se trata de La ciudad, una "experiencia inmersiva" que se programa en los jardines de la costilla de Adán del Espacio Santa Clara desde el lunes hasta el día 28. Un encuentro que adentra a un grupo selecto de 30 espectadores cada velada en los sonidos de las noches de agosto. "Es un mes muy especial, muy característico, para los sevillanos, ese mes en el que uno se va de vacaciones y sale en procesión la Virgen de los Reyes, un tiempo en el que la ciudad parece reducirse a su esencia. Es el mes del silencio: incluso en una avenida a las seis de la tarde hay quietud", describe Barroso.

El artista sonoro Andy G. Vidal o la bailarina Salud López participan, junto a Barroso y Espí, en este espectáculo sensorial que bebe de obras como La ciudad de Manuel Chaves Nogales, Silencio de John Cage y la Música visible de Walter Marchetti y que se propone una "alternativa a los cines de verano y a los conciertos" de estas fechas.

Una cita con la que Barroso vuelve a demostrar que también hay espacio para propuestas atípicas: "Si he tenido alguna historia buena en estos años es que he conseguido el acercamiento de otros públicos. La gente que me conoce sabe a lo que viene, pero a mí me interesa la gente que espera otra cosa... Yo siempre digo que hago arte para todo el mundo, y lo hago de una manera didáctica para enseñar que no somos unos marcianos. Siempre he buscado el feedback", asegura. A su lado, Espí celebra que haya actividades que inviten a la búsqueda. "Para mí, que vengo de la lírica y de la música clásica, es novedoso actuar en algo que no entra en la etiqueta rígida de concierto", señala.

Paralelamente a La ciudad, cuyas entradas se pueden comprar a un precio de 10 euros en la web entradas.janto.es/icas/, se ha puesto en marcha Open House / Casas de agosto, una investigación de la Fonoteca que se acerca a "los silencios y sonidos" de esa ciudad que queda desierta durante el verano. "Hemos lanzado una convocatoria para que la gente nos deje entrar en sus casas en este mes, para grabar y ver cómo se vive agosto en la intimidad. Esa ciudad de las persianas bajadas, de los ventiladores, en la que echas el colchón al suelo... Toda una liturgia que tiene algo de escenografía", concluye Barroso.

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