Ozuna y Abraham Mateo: calor, ritmo y música en la Plaza de España
El Icónica Santalucía Sevilla Fest deja marcada su impronta un día más con las grandes actuaciones de Gynebra, Henry Méndez, Mafalda Cardenal, y las dos estrellas de la noche, el gaditano y el puertorriqueño
Un desafío. Un auténtico desafío. El termómetro no dio tregua. Se rozaron los 50 grados si no se sobrepasaron. Desde las cinco de la tarde, con colas bajo el sol, numerosas personas ya buscaban su hueco para disfrutar una día más de uno de los espectáculos más trascendentales de Sevilla. Este domingo el Icónica Santalucía Sevilla Fest, que celebra un lustro entre nosotros, superó todas las expectativas no solo con el cartel de artistas que lo dieron todo sobre el escenario, sino con la entrega de los sevillanos allí reunidos a quienes no les importó el tremendo calor que tuvieron que soportar, en pie, desde las 5 de la tarde hasta casi la 1 de la madrugada en la que el puertorriqueño Ozuna cerraba una noche más en la Plaza de España, por la que también desfilaron Gynebra, Henry Méndez, Mafalda Cardenal y Abraham Mateo.
Por el fabuloso monumento de Aníbal González, preparado con una increíble luminaria y acompañado de toda una experiencia culinaria e interactiva para los que se acercan a disfrutar de los eventos, sobre las 19.15 horas, y bajo un sol de justicia, Gynebra bailó, cantó y alegró al valiente público que, armado con abanicos, gorros y bebidas, saltó al ritmo del carisma de esta joven artista que impregnó de simpatía la Plaza de España y que entró en el corazón de los allí presentes (aún en una cantidad muy inferior a la que experimentó el recinto horas después).
El público fue animándose poquito a poco cuando la tarde caía incomensurable pero sin ceder un ápice en la marca de los termómetros. Más abanicos y más aplausos con el ánimo encendido bajo las gotas de sudor en plena actuación del DJ que daría paso al gran Henry Méndez. "En vez de rayos de sol me gustaría más viento", se lamentaba el artista antes de cantar unos de sus temas más sonados, Rayos de Sol, al que siguió junto a la euforia del público Mi Reina, El Tiburón, Noche de Estrellas ("aunque aquí solo hay sol"), ritmos latinos archiconocidos por todos, su Pa que lo bailes, Sa sa sa, Veo Veo y A 200. El cantante y compositor dominicano, que incluso se atrevió con la música de Fondo Flamenco homenajeando a los andaluces, pese a que lo tenía todo en contra, logró hacer vibrar con sus tablas sobre el escenario a los allí presentes, que saltaban y cantaban olvidándose de las temperaturas que estaban soportando.
Una gran actuación a la que siguió otra que sorprendió a muchos de los presentes. El sol, enfurecido por no lograr ser el protagonista total, se vio eclipsado por la fresca, estilosa, completa y personal participación de Mafalda Cardenal. Vestida de blanco y con botas cowboy no decepcionó. Su música derrochó personalidad, intimidad y mucho rollo cautivando a los presentes. Esta joven cantautora alicantina de tan solo 23 años, considerada la artista revelación del pop en español para la generación Z, dejó impronta en este paso tan importante para su incipiente carrera como es formar parte del Icónica Santalucía Sevilla Fest. Su frescura, con un pop que recuerda a la música country en muchos de sus temas, era como un diario de su joven trayectoria vital. Temas pegadizos que fueron coreados por el público allí presente, entusiasmando y que, contra todo pronóstico, no solo estaba formado por la media de edad de la joven artista. Arrancó con Ya no hablamos el mismo idioma al que siguió No lo subas a Instagram ("aunque pienso hacerlo", dijo), para después cautivar con Normal. Subida al escenario con su guitarra y con la complicidad de sus músicos, dio una lección de arte con Si tiene que ser será, Solo un nombre y Vete a la luna. Las luces empezaban a encenderse y el sol, casi rendido por brillar tanto en la jornada de este domingo, empezaba a retirarse a sus aposentos pero dejaba su legado. El calor, lejos de desaparecer, seguía y con él los acordes de uno de los temas más cantados de la noche Mi fan. Mafalda estaba en su apogeo y ya tenía al público en el bolsillo, al que vino buscando su directo y al que acababa de encontrar, cuando remató la faena con En mi balcón, No estábamos juntos , Pa que me cantes en el coche y Outro. Colofón de una actuación fantástica.
Tras el gran trabajo de Mafalda, se hizo el silencio porque una de las grandes estrellas de la cita estaba a punto de salir a escena. Después de mucho tiempo sin pisar suelo sevillano, Abraham Mateo, pese a reconocer que siente Sevilla como "su casa" -"desde los siete años estuve viniedo aquí todas las semanas"- la Plaza de España se vino a negro y una enorme cuenta atrás iluminó a los allí presentes que empezaron a gritar de emoción. Quedaban solo unos segundos para ver a su ídolo. Acaba la cuenta atrás y la luz de un vídeo con el que arranca su tour iluminó el emblemático monumento sevillano. Ya estaba allí. Gritos, móviles y abanicos. Porque sí, porque pese a que el sol, agotado tras un intenso día, ya estaba en retirada, la luna no quiso desmerecer a su astro y no dio tregua tampoco con el calor. Tras una intro, arrancó con Todo contigo y todo comenzó a vibrar. Público de todas las edades coreando, intercalando gritos y lágrimas con la primera pieza de la noche. Minutos después sacó a escena a su mítica Bailarina, y más de lo mismo. El personal, entregado. Pero la noche estaba calentita, y no solo por las altas temperaturas. Loco Enamorado hizo las delicias, a lo que siguió Vamos que nos Vamos y Háblame bajito. Abraham cantaba y bailaba con su cuerpo de baile sobre el escenario, una luminaria excepcional acompañaba su actuación y adornaba maravillosamente toda la plaza. ¡Quien habría dicho a Aníbal González, allá por el 29, que esto iba a ocurrir casi cien años después!
Casi sin perder el aliento, el artista de San Fernando hizo un popurrí con tres de sus temas más sonados: ¿Qué ha pasao?, Solonely y Bailala. Los allí presentes estaban a estas alturas más que entregados. Aunque lo mejor estaba por venir. La versatilidad de Abraham Mateo lo encaraman al prestigioso escalafón que únicamente unos pocos alcanzan. Solo, con una guitarra, a portagayola y casi en penumbra, quiso homenajear al gran Bruno Mars con Just the way you are en un acústico inolvidable, donde la calidad de su voz y la capacidad de versionar pusieron la carne de gallina a todos.
A esas alturas el calor ya daba igual, Abraham Mateo seguía sobre el escenario con su guitarra, pero esta vez para cantar unos de sus temas más importantes Quiero decirte, que después repetiría al cierre -esa vez con todos sus avíos-. Los presentes no podían evitar acompañar con sus voces al cantante, emocionado y haciendo silencios estratégicos para escuchar al público, que había cambiado el abanico por los móviles para grabar el momento. El calor ahora era más fuerte por dentro.
Cambio de ropa y cambio de ritmo. Vuelta a los sonidos más cañeros. Clavaíto no dejó tampoco indiferente a nadie. El tema se mimetizó con un vídeo en el que Abraham remataba la puesta en escena. En la pantalla, el artista, tras dejar el escenario, daba fin a la canción huyendo mientras cargaba en sus manos con un corazón con un puñal clavado. ¿Sería el suyo o el de Sevilla?
Empezaba la recta final de un concierto que todabía tenía hueco para el recuerdo con Plan de hoy y su famosa Girlfriend, en un alarde de nostalgia por sus trece años. Saltos, coros de voces, sonrisas y una energía tan positiva inundaba la plaza que ya solo podía ir a mejor. Tras Angelito sin alas, volvió un Quiero decirte con una puesta en escena más trabajada que no defraudó, fuegos incluidos.
Y dijo adiós, pero era una falsa despedida. El público gritaba más y pedía más temas emblemáticos. Se hizo la luz cubierta de un clamoroso aplauso. Una bailarina con un maillot negro se contorsinaba entrenándose para bailar en una silla. Esa imagen llevaba a los 80, a una Jennifer Beals en todo su esplendor mientras se preparaba para ser admitida en el conservatorio de baile. Solo podía tratarse de una cosa. Flashdance y uno de los temas de la banda sonora que más ha sorpendido a los seguidores de Abraham Mateo, su versión de clásico Maniac. Maniaca terminó de encandilar. En inglés y español cantaba el gaditano, con unos alardes vocales espectaculares, desafiando a la versión original del gran Michael Sambello de 1983.
Ya solo quedaba cerrar con llave de oro. Señorita pase usted. La pedían desde que arrancara el concierto hora y cuarto antes, y la tuvieron. Gritos, aplausos y móviles, muchos móviles para un tema tan Mateo como su capacidad para conquistar a una Sevilla que le echaba de menos y que espera volver a tenerle pronto.
Y la noche acaba con la estrella más esperada por muchos, Ozuna. A sus 33 años, este puertoriqueño está cargado de flow y sabe como acarrear masas. No decepcionó. El concierto arrancó pasada la medianoche, en un ya 30 de junio muy notorio para Sevilla movilizada por el despliegue de dirigentes internacionales con motivo de la cumbre de la ONU, y lo hizo con su movido tema Del mar. Una gran puesta en escena, digna de los mejores espectáculos, y un público que volvió a sacar sus armas móviles y a dejar constancia de que estuvieron allí, haciendo historia con Ozuna en la Plaza de España.
La música inundaba y ponía a prueba la acústica del monumento sevillano. Mucho ritmo y mucha alegría también con Guay y Frente al Mar. La Modelo se coló igualmente en el escenario cargado de luces, decoración y un cuerpo de baile excepcional. El regateón, su santo y seña, no pasó sin pena ni gloria, ni su particular pop ni su homenaje constante al género urbano. Con su aguda voz pasó de un tema a otro: Dile que tu me quieres, Se preparó, Escápate, Caramelo (muy coreado), Tu foto, Ahora dicen, Adicto y Vaina loca. Luces, música y simpatía por parte de un artista que quiso mentalizar sobre la violencia de género y sobre el respeto y que se ganó aplausos comprometidos de su público. Pero la noche seguía, ya en su último tramo, justo en el que empezaron sus composiciones más virales: Ibiza, su famoso Yo x ti tu por mí, Que va, Me niego, Criminal y Síguelo bailando solo dieron alas al festival que casi tocaba a su fin, pero que no lo hizo si darlo todo con temas como Hey Mor, China, Baila baila o sus conocidísimas Farsante, Te bote y la reina de la noche: Taki Taki. Gloria al maestro de estos nuevos tiempos y de esta música que se ha convertido en la banda sonora del primer cuarto del siglo XXI. Y fin a una noche memorable donde el calor presidió junto al arte, al buen rollo y al buen hacer organizativo del Icónica Santalucía Sevilla Fest.
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