Los paisajes de Astor Piazzolla

Inma Shara dirige a la Orquesta Sinfónica Nacional Checa en un conmovedor concierto que recupera algunas de las partituras emblemáticas del músico

Inma Shara, ayer en el Lope, durante el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa que dirigó en el teatro sevillano.
Inma Shara, ayer en el Lope, durante el concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa que dirigó en el teatro sevillano.
B. O. / Sevilla

17 de junio 2011 - 05:00

La parada en Sevilla de la Gira Bankinter en la que Inma Shara se acompaña de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa reivindicó ayer la magnitud como compositor de Astor Piazzolla y sirvió para demostrar al público sevillano por qué la española es una de las directoras de orquesta más reputadas de la actualidad. Shara, que había destacado el día anterior a este periódico el ejemplo que supuso el músico, en su empeño por renovar el tango y adentrarlo en otros territorios, supo transmitir al público del Lope de Vega, junto a la formación centroeuropea, la conmovedora intensidad que desprenden las partituras del autor argentino.

Oblivion, una pieza que Piazzolla compuso para grupo de cámara y que luego reescribiría para orquesta, fue la obra con la que se abrió un repertorio que había tenido un preámbulo delicioso, el Valzer del Commiato escrito por Nino Rota y que forma parte de la banda sonora de El gatopardo. La capacidad de evocación que Oblivion provoca en los espectadores se intensificó con la sucesión de clásicos de este revolucionario del tango con que continuó el concierto: los memorables Invierno porteño, Adiós Nonino, y Milonga del Ángel, un conjunto de temas para los que Shara y la orquesta se aliaron con Pablo Mainetti, un intérprete de bandoneón que ha tocado junto a numerosas orquestas la música de Piazzolla.

Cerró el programa dedicado al compositor de Mar de Plata su concierto Aconcagua, una de las partituras más singulares de su creador. No en vano Piazzolla eligió como nombre el de la montaña más alta de los hemisferios Sur y Occidental: su música parece buscar nuevas alturas en una composición compleja que oscila entre registros casi antagónicos, y que va desde la delicadeza nostálgica del bandoneón a algunos alardes de virtuosismo. Piazzolla quería sugerir desde el pentagrama la grandeza de los paisajes en los que había crecido, de ahí que Aconcagua sea una de las obras más ambiciosas -también más cercanas a lo académico- de su carrera.

Tras este desafío, Inma Shara reservaba de nuevo un acercamiento al cine: entre los bises, en los que la directora dio rienda suelta a su poderosa expresividad, destacó una emocionante ejecución de Los paraguas de Cherburgo, con un fragmento de la banda sonora que Michel Legrand compuso para el drama romántico de Jacques Demy.

El concierto continuaba la segunda edición de una gira organizada por Bankinter que ya ha recorrido algunas ciudades -Pamplona y Valencia- y que tiene pendientes en los próximos días el desplazamiento a Madrid, Vigo y Bilbao. Eduardo Ozaíta, director general de Bankinter, explicó ayer que habían elegido a Inma Shara por tratarse de "una de las más brillantes representantes de la nueva generación de directores", una profesional curtida junto a las mejores orquestas que, entre otros méritos, podía presumir de ser la primera directora de orquesta que ha ofrecido un concierto en el Vaticano.

Junto al "talento artístico" de Shara y el indudable prestigio que posee ésta, prosiguió Ozaíta, a los promotores de la gira les interesaba el "firme compromiso con los valores sociales" de la directora. En esta ocasión, el concierto apoyará el programa de empleo de Cáritas, una organización que, señalaron desde Bankinter, "promueve el empleo desde hace 30 años como la mejor vía para la integración social y el abandono definitivo de la pobreza".

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