Antonio Chacón es, a juicio de muchos, uno de los creadores de lo que hoy se conoce con el nombre de cante flamenco. Trasmisor e intérprete genuino de estilos compuestos por sus maestros, entre ellos Silverio, La Serneta, La Trini y Enrique el Mellizo, fue también el creador de la malagueña tal y como la conocemos hoy y de buena parte del cante levantino. De hecho, hoy se cantan cinco o seis estilos con el nombre de Malagueña de Chacón y otro denominado Cartagenera de Chacón. Pero también las granaínas y medias granaínas son composiciones suyas. Así como los caracoles y el mirabrás, al menos tal y como se cantan hoy y se han cantado a lo largo del siglo XX. Dejó igualmente un sello indeleble en la cartagenera llamada del Rojo el Alpargatero y las mineras hoy denominadas tarantos. La audición completa de la discografía que se conserva de este creador nos ofrece una curiosa imagen. Por un lado resulta familiar ya que es el creador o recreador, como decimos, de buena parte del repertorio que se canta hoy, tanto en la música como en la letra. Por otro lado apreciamos cómo no ha sido en balde el lapso de 100 años transcurridos. La principal diferencia entre esta edición y la que comentamos arriba es que se trata de una edición divulgativa, sin aparato crítico. También en cuanto al sonido podemos encontrar diferencias ya que aquí se ha suprimido el ruido de fondo con lo que resulta un poco menos natural pero más clara la audición. Tenemos de esta manera reunida en una sola obra, dos si contamos con la de Martín Ballester, toda la discografía que se conserva de Chacón. Se ordena de estas dos maneras una discografía dispersa en varias ediciones como Álbum de oro (1994) o La cumbre de un maestro (1996) y otras divulgativas. Y pese a que el propio cantaor renegara de su obra discográfica, estos registros nos ofrece la imagen de un cantaor genial, dominador de toda la baraja estilística. Y también con una variedad de recursos enorme, desde los graves prodigiosos de las primeras grabaciones hasta el falsete que hubo de desarrollar en su última etapa, debido a la enfermedad que sufría, de pulcra dicción y claro fraseo.