Lo mismo distinto: la franquicia renace
Transformers: El despertar de las bestias | Crítica
La ficha
*** 'Transformers: El despertar de las bestias'. Acción, EE UU, 2023, 127 min. Dirección: Steven Caple Jr. Guion: Joby Harold, Darnell Metayer, Josh Peters, Erich Hoeber, Jon Hoeber. Música: Jongnic Bontemps. Fotografía: Enrique Chediak. Intérpretes: Anthony Ramos, Dominique Fishback, Domenic Di Rosa, Lauren Vélez, Frank Marss, MJ Rodriguez.
Para tratarse de una franquicia basada en los juguetes y juegos de Hasbro y Takara no está mal que, desde que en 2007 Steven Spielberg encargara a Michael Bay que dirigiera la primera entrega de Transformers, se hayan ido sucediendo las de 2009 (La venganza de los caídos), 2011 (El lado oscuro de la luna), 2014 (La era de la extinción), 2017 (El último caballero), 2018 (el spin-off Bumblebee) y ahora llegue El despertar de las bestias. 16 años, 7 películas, muchísimo ruido y chatarra y aún más dinero recaudado en taquilla. Todas, menos Bumblebee y la que ahora se estrena, han sido dirigidas por Michael Bay, a quien hay que agradecerle sobre todo La Roca (1996) y quizás Dolor y dinero (2013) y reprocharle el resto de su filmografía, salvo, por supuesto, los Transformers a los que ha dedicado diez años sin que nada ni nadie, hasta ahora, le hiciera abandonarlos: en ellas Bay encontró un fabuloso juguete con el que divierte y se divierte, gana y hace ganar una fortuna, sin que se le pueda reprochar nada: estas películas son lo que son y su público es el que es. Entre ellos se entienden.
Steven Caple Jr., el nuevo director incorporado a la franquicia, llega con un buen título como aval, Creed II: La leyenda de Rocky, que a su vez estiraba una franquicia mucho más extensa en el tiempo que la de los Transformers, la de Rocky Balboa, iniciada nada menos que en 1976. Y hay conexión entre una y otra: para dar mayor realismo y espectacularidad a los combates entre los gigantescos robots ahora en algunos casos animalizados a Caple le vino bien revisar la saga de Rocky para trasladar las luchas pugilísticas a las robóticas, contratando al especialista, coordinador de especialistas y coreógrafo de peleas Shahaub Roubdari, acreditado por sus trabajos en Aquaman, Viuda negra o El escuadrón suicida.
El futuro, como es habitual en las franquicias, pasa por recuperar algo de los orígenes. En este caso, además de saltar a los años 90, se vuelve a dar importancia a losprotagonistas humanos con un cierto acento social -un joven latino de Brooklyn que lucha para sacar adelante a su madre y su hermano enfermo, y una talentosa afroamericana explotada en su trabajo- y a su relación con las máquinas, a la vez que, si no se las humaniza, si las animaliza. No es casual que los protagonistas sean el latino Anthony Ramos que interpretó los musicales de Lin-Manuel MirandaHamilton y En un barrio de Nueva York, y la afroamericana Dominique Fishback que interpretó Night Comes On: además de ser buenos actores representan a minorías siguiendo las nuevas políticas de Hollywood y han interpretado personajes tan comunes y corrientes como los que en esta película se ven forzados a salvar al mundo amenazado por Unicron, el perverso robot que apareció por primera vez en la película animada de 1986 Transformers. La película y fue doblado por Orson Welles en su último trabajo antes de morir. Aunque, por supuesto, el atractivo fundamental de la película está en el enfrentamiento de los colosos de chatarra.
Esta nueva Transformers es a la vez igual y distinta a las de Bay porque la franquicia está obligada a ser igual a sí misma para satisfacer a su público fidelizado desde hace 16 años (y mucho antes si nos remontamos a los muñecos, los juegos y las versiones animadas) a la vez que distinta para ofrecerle esas variaciones sobre un mismo tema que son la esencia de toda franquicia y, de paso, atraer a nuevos públicos.
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