Dos voces únicas

Crítica de Flamenco

Juan Vergillos

20 de septiembre 2015 - 05:00

AURORA VARGAS Y PANSEQUITO

Cante: Pansequito, Aurora Vargas. Guitarra: Miguel Salado, Diego Maya. Palmas: Chícharo, Gregorio Fernández, Rafael Junquera. Violín: Bernardo Parrilla. Flauta: Juan Parrilla Lugar: Real Alcázar. Fecha: Sábado 19 de septiembre. Aforo: Casi lleno.

Son dos voces únicas, personales, reconocibles, inimitables. Muy bellas, de un colorido tímbrico excepcional. Esta es la principal baza artística de Pansequito y Aurora Vargas y da igual en las fórmulas melódicas o rítmicas concretas en las que se expresan. No obstante, los cantaores saben darle el matiz y el color estilístico a cada cante. Por ejemplo, la soprendente seguiriya que cantó Aurora Vargas, muy concentrada y afinada, íntima, dolorida, plena de matices. Con su modulación a tonos mayores por cabal y todo, para cerrar la serie. Contención, austeridad de formas, necesaria como contraste para ese desparrame maravilloso, ese flamenco dionisíaco que es su seña de identidad, la fiesta con la que cerró su recital. Primero los tangos de negros, sensuales, lujuriosos, donde acompañó el lujo de su voz con los movimientos de caderas. Y luego las bulerías, la fiesta que nunca termina, con el contrapunto melódico de los hermanos Parrilla. Había abierto su recital, muy concentrada, por alegrías clásicas. Muy diferentes de los cantes ligados, también por cantiñas, con los que abrió Pansequito el suyo, tras el preludio de los martinetes. Aunque a las que cantó Aurora se les llame clásicas, estas formas ligadas, bailables, que hizo Panseco, son más antiguas. Son de esa época en la que las alegrías eran la fiesta flamenca por excelencia. Claro que Panseco, pese a lo tradicional de este palo, le imprime una personalidad enorme a su cante por alegrías. Como al resto de su repertorio: tarantos, soleares, bulerías. Por su enorme dominio rítmico el cantaor es capaz de jugar con la extensión de los tercios a voluntad, hacerla suya, reconducirla a su inspiración del momento. Por eso es un clásico contemporáneo de este arte que sigue en la plenitud de sus facultades.

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