Elecciones andaluzas en junio... ¿normalidad cuándo?

Diez negritas.

Diez negritas. / M. G.

Cuando el presidente dijo "entre octubre y junio" se entendió junio. Y Juan Bravo acudió a rematarlo: da margen para presupuestos. En primavera hay siempre un plus vitalista. El fin de semana del Rocío es el 6. Lo que quizá llevaría al 13 o más bien el 20. El curso escolar no habrá terminado hasta San Juan. Claro que la cita también podría ser el 29 de mayo, que es junio como quien dice.

Las primeras elecciones andaluzas fueron en junio, salvo un mayo, entre 1982 y 1994, época arrolladora. De ahí a 2015, siempre en marzo; hasta que el PSOE perdió el poder en una convocatoria de otoño, al borde del invierno. En las generales, el PSOE ganó en octubre de 1982, y repitió en 1989, pero fue en junio en 1986 y 1993. Le siguieron cuatro en marzo, de 1996 a 2008, con dos triunfos de PP y dos de PSOE, que se desmoronó en otoño-invierno de 2011, fecha también del lío de 2015 que se despejó en junio de 2016. Gana la primavera.

Así que podría haber sido marzo, en víspera de Semana Santa, pero hay un tentador calendario festivo para que el buen ánimo crezca a lo largo de la primavera: Semana Santa en abril; Feria de Abril abriendo mayo, y una semana después en Jerez; Patios de Córdoba; el Rocío, al que sigue el Corpus en Granada; los Carnavales de Kichi... y se suman las contrataciones para el verano. Todo apunta a junio.

2-D: el balance de la anormalidad

Claro que la sombra de la pandemia está ahí; como al hacer balance en el último aniversario del 2D-2018 –la noche del vuelco en el poder– antes de volver a las urnas. No se puede hacer balance normal de estos 36 meses, cuando más de 20 han sido en pandemia. Demasiado tiempo en estado de alarma, que es un estado de excepción. La Historia Ficción, que Niall Ferguson elevó a género para gestionar la melancolía de quienes hubieran querido que la historia fuese diferente, no sirve. Las cosas sin duda habrían sido de otra manera sin pandemia, pero han sido de esta manera.

La pandemia ha consolidado el liderazgo amable de Juanma Moreno, sin riesgos, dotado para esa "empatía" que Urquizu considera clave en su ensayo Otra política es posible; pero a la vez el cambio en pandemia ha sido de baja intensidad a pesar de la etiqueta de Gobierno del Cambio. Es verdad que la salida del poder del PSOE ya era un cambio histórico, pero la normalidad no llegará hasta la pospandemia, si es que las urnas no dejan un paisaje marcado por la anormalidad.

De jefaza en Faffe

Susana Díaz fue convocada a la comisión de investigación de la Faffe otra vez en una fecha escogida torticeramente. Primero en víspera de elecciones, después ante el congreso del PSOE, y finalmente estuvo allí horas después del aniversario del fracaso electoral. La comisión del enchufismo, popularmente identificada como la comisión de los puticlubs, no es una cita cómoda; pero Díaz fue al Parlamento sin la pesadumbre de sus días crepusculares como baronesa, al revés, acudió de jefaza, como en los viejos tiempos.

Ella presidió, ella controló al presidente, ella interrogó a los interrogadores, ella sembró dudas, ella ejerció de letrada... en fin, llegó la Comandanta y mandó parar. Fue tal, que se admite esta hipótesis delirante: ¿y si PP y Cs veían con buenos ojos un espectáculo así de Susana Díaz para enfatizar la debilidad de Espadas? En el aire quedó una frase extemporánea con mala baba evocando el paso de la mujer de Espadas por allí: "los andaluces preferirán a una mujer casada que un tieso que a un hombre casado con una enchufada".

...Y las dudas de Espadas

Juan Espadas, de momento, no concreta su salida de la alcaldía. Ha dicho que tras los presupuestos, hará el anuncio. O sea, anuncia un anuncio. No parece que después de amagar con la salida, con la sucesión, con el Senado, anunciar un anuncio contribuya a dar confianza en la hoja de ruta. Espadas demuestra ser dueño de sus tiempos, pero también transmite indefinición. De momento parece verse como alcalde de Sevilla, y así es como se le ve. Ese es un error que cometió Zoido, manteniendo incluso el nick de @Zoidoalcalde cuando ya se postulaba por toda Andalucía. Juan Espadas, estado: pendiente.

Frente estrecho

Si la fuerza del PSOE va a depender de lo que suceda a su izquierda, también ahí parece haber un horizonte confuso. Con Andaluces Levantaos, ese espacio se repartirá al menos en tres papeletas. Esta semana decía Yolanda Díaz que ese es "un espacio pequeño". Pues bien, en ese espacio, habrá dos partidos (Podemos+IU), una opción cabreada como Adelante Andalucía provisionalmente, y ahora Andaluces Levantaos renuncia a la marca emergente Más País liderada por Errejón, incluso a Más Andalucía. Antes que el Frente Amplio que persigue Yolanda Díaz, se impone el Frente Estrecho.

Lo de Andaluces Levantaos, más allá de haber sido usada antes por el andalucismo institucional de Clavero-Escuredo-Rojas, es una marca que puede quedar lejos de la Andalucía del siglo XXI. Luego está el problema de la coma, pues lo correcto es "Andaluces, Levantaos". Es más, el himno no sólo tiene coma sino exclamaciones (Ley 3/1982, de 21 de diciembre; y BOJA, nº 1, 4 de enero de 1983). Claro que el mayor problema para esta formación sería que el nombre fuese el mayor debate que puedan suscitar.

4-D

El 4-D es la fecha sentimental del andalucismo como Día de Andalucía extraoficial. El PSOE, sin embargo, difuminó la memoria del 4-D y reforzó el 28-F; de modo que apenas quedó como referente para la izquierda de la izquierda, o la extrema izquierda, con menos matices andalucistas que reivindicativos. Aquel 4-D reclamaba autonomía y dignidad para salir del subdesarrollo, lo que lo aleja de la realidad actual. Eso sí, al socaire de las movilizaciones de Cádiz, Teresa Rodríguez ha convocado con el lema "hasta aquí hemos llegado". Se trata de capitalizar el hartazgo. Claro que el peligro para ella, en las encuestas, es efectivamente haber llegado hasta aquí.

El discurso andalucista, por demás, se lleva con naturalidad, sin confrontación; e incluso la derecha lo ha asumido, y ahí queda la ironía de ver al PP cerrando su congreso con el himno andaluz que olvidó el PSOE. Incluso Vox ya apenas despacha su hostilidad más que hacia Blas Infante, personaje no exento de sombras además de luces.

Vox obrero, Hulio

Macarena Olona afirmó en Lepe –sin temer que en Lepe siempre te puede perseguir la sombra del chiste– que Julio Anguita hoy estaría orgulloso de Vox. Olona sabía que, mientras los medios le haríamos el juego tirando de hemeroteca para desmentir lo obvio reproduciendo mil veces su titular, ella lograría dos objetivos: indignar a ese frente ideológico al que le encanta indignar, casi siempre con éxito; y provocar un debate sobre la relación de Vox y la clase obrera. Colocar la cuestión en la agenda era el gran éxito.

Desde hace dos décadas, los movimientos de la extrema derecha han usado inmigración y abandono de los barrios populares. En Francia está muy estudiada la adscripción del obrerismo al Frente Nacional de Marie Le Pen. Igual alguien cree que Macarena Olona perdió la cabeza y se le ocurrió una humorada sobre Hulio –aquel meme nacido en La Rosaleda de Málaga entre Joaquín y Baptista– pero Vox está trabajando su sindicato Solidaridad en ese espacio, y ve recorrido. "A los desahuciados de Andalucía les diría que esto no va de derechas o de izquierdas sino de la voz auténtica que lucha por el pueblo", clamaba Olona. No es un chiste, es un plan.

Andalucía Suma

Es posible, dice Inés Arrimadas con Juan Marín. Cada vez más.

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