Teodoro León Gross

Pelea de mujeres en el barro... y de hombres

Diez Negritas.
Diez Negritas.

01 de noviembre 2020 - 06:00

LO que podía ser un duelo político –Podemos cada vez se maneja más al modo clásico de un Partido Comunista estalinista; y Adelante iba a la deriva hacia un perfil tipo CUP– ha tomado tono de culebrón. Y además en el formato quizá fascinante pero sonrojante de pelea de mujeres en el barro. La marimorena ha sido estupefaciente. El culebrón, más que Los podemitas también lloran, bien podría titularse Pasión de caimanes a dentelladas. En este duelo no hay buenos y malos, sino peores. En cualquier circunstancia, provocaría vergüenza; en ésta, el culebrón –como otros géneros que también depara la política: vodevil, astracanada, pantomimas…– supone un espectáculo inaceptable en mitad del drama colectivo, con tantas tragedias personales.

Pablo Iglesias

1| "No sólo es legítimo, sino que es lógico emprender otro camino. Pero comunicarlo así, de esta manera, creo que es un ejemplo de cómo tienen que hacerse las cosas bien. No es un adiós; es un hasta luego. Y muchísimas gracias, Tere (abrazo)".

Desde ese día –el vídeo de la despedida amistosa ha regresado a la actualidad– Rodríguez debió entender que estaba muerta. Políticamente, claro. Iglesias es de la escuela estalinista y la depuración de cualquiera que le estorbe en sus planes ha sido sistemática. De la foto de Vistalegre no queda nadie: ni Errejón ni Bescansa ni Luis Alegre ni Tania González, ni siquiera Monedero... Para despedir a Teresa, se vistió de blanco, con fondo blanco, para dar un aire celestial al infierno que se le vendría encima. O igual era blanco sudario para el beso de Judas. Se han hecho lecturas toscas del Macho Alfa agitando su gineceo, pero más encaja la ironía del pequeño Lenin de Vallecas en la Dacha de Galapagar.

Kichi

2| "Lo que han hecho es un mamarracho".

Se puede explicar más largo. El propio Kichi se ha extendido por momentos: "Aprovecharse de una persona cuando está de baja por maternidad para clavarle un puñal por la espalda me parece de villano, traicionero...". Y otros argumentos. Pero en Cádiz hay un don especial para dar con una palabra, y mamarracho bien podría ser la palabra.

Irene Montero

3| "Creo que ustedes saben, porque yo he tenido dos embarazos muy seguidos y asumiendo responsabilidades políticas, que la política no para mientras estamos de permiso".

La intervención de Montero es un retrato despiadado de sí misma: la política no se detiene ante nada, tampoco ante los derechos de las mujeres; y si ella lo sufre, por qué no otras. Imaginen a Cayetana Álvarez de Toledo diciendo algo así. ¿Por qué Montero no hizo algo tan sencillo como lamentar que haya sucedido durante una baja maternal, aun advirtiendo que no es un despido irregular? El caso es que la aparatchik se impuso a todo, como sucede desde que los persas de las Juventudes Comunistas se hicieron con los mandos. De ahí que suelan identificarla con Krúpskaya, quizá excesivamente dada la inteligencia y capacidad de la mujer de Lenin, aunque sufrió la amargura de que una enfermedad le arrebatase la belleza.

Teresa Rodríguez

4| "… No estoy en política por dinero, porque yo sí tengo un curro al que volver y la política no me cambió de barrio".

En el duelo en las redes de Rodríguez y Montero, el final sólo podía ser un zasca, porque el zasca es lenguaje natural de las redes. Y fue un gran zasca final. Tras la vendetta de estalinistas y trostkistas con la expuslsión y los desdenes altisonantes, al final Rodríguez le recordó a Krúpskaya que ella no ha cambiado de casa ni de barrio, y que tiene un trabajo al que volver. Zasca. Previsiblemente Iglesias estará encantado de que todo haya evolucionado así: no evidenciando su forma de mandar, sino como pelea de mujeres en el barro. Después vino el silencio; pero hay entornos en los que el silencio siempre es el prólogo de otra venganza.

Pedro Sánchez

5| "...".

La intervención más asombrosa de Sánchez, después de apostar por un estado de excepción constitucional con seis meses de alarma sin control parlamentario, fue ir al Congreso a callar. A no decir literalmente nada a la nación en la sede de la soberanía nacional. No sólo se sustrae durante meses al Congreso, tensando las costuras constitucionales, sino que además se da el capricho de un desplante torero largándose cuando la oposición iba a plantear sus objeciones, para mostrar su desprecio a cualquier cosa que pudieran decir. Días después de recibir advertencias desde Europa por debilitar la separación de poderes respecto al Poder Judicial, este gesto de desdén al Poder Legislativo no va a granjear ninguna confianza.

Salvador Illa

6| "El habitual tono moderado de Echenique".

La política –esta timba de tahúres que enfurecía a Baroja– está llena de gestos desconectados por completo de la realidad, pero a veces alcanza un nivel esperpénticamente irreal. Que sea Illa, ese político cuyo tono todavía te puede reconciliar con la política, es muy mala señal. Pero a saber si es que nos ha engañado Illa, que esta semana le decía a Casado "sea humilde como yo", con una exhibición memorable de humildad. En fin, el elogio a Echenique es de Festival del Humor. Echenique podrá ser inteligente, calculador o hábil, y también tramposo, provocador y zafio, pero sólo hay una cosa que con seguridad no es, y es precisamente "moderado". Pues eso es lo que le elogia Illa. Ay, el amor es ciego, pero los pactos de coalición no debieran serlo.

Elías Bendodo

7| "Un mensaje de responsabilidad a los jóvenes... Nos podemos sentir los jóvenes, yo me incluyo, invencibles".

No parece necesario recurrir a un epígono de Freud para entender que Bendodo reivindique su juventud invencible. El todopoderoso Rasputín de San Telmo cada mañana ve en el espejo cómo avanzan las canas y el ceño se le va frunciendo, sobre todo ahora que se ha acabado la vanidad de la anticipación y de los planes de éxito, y toca enfrentarse a datos que no dejan margen alguno a la menor complacencia. Ya no caben guiños o comparaciones balsámicas. Esta semana sus apariciones han envejecido todo aquello. En su rostro se ha podido asistir en directo al final de todo tacticismo bajo el peso de la realidad amarga.

Fernando Simón

8| "Cerrar teatros, cines, no es por el hecho del cine o el riesgo asociado al espectáculo en sí, sino por los riesgos de las entradas, las salidas y el post-cine. La gente, una vez que va al teatro, no se recoge directamente".

Hay medidas que no son fáciles explicar. Y suele ser por inexplicables. Simón, el defensor de manifestaciones y veraneos, dice esa memez de contagiarte al salir del cine medio vacío o no irte rápido a casa aunque haya toque de queda. Y eso mientras los transportes van llenos y se comparten aulas y oficinas. Ayer sábado, en Corriere della Sera, escribía Massimo Gramelini un artículo sobre esta misma estupidez allí que permite a los mandatarios actuar como si actuaran después de no haber actuado cuando tenían que actuar. Simón está ya achicharrado. Y el episodio del comité de expertos ha sido definitivo. Es tan grotesco que incluso ha terminado avalando el Comité de Andalucía, donde se reúnen bajo un cartel que pone Comité de expertos para despejar las dudas. Sólo les faltaba añadir Gente pensando por usted, ¿eh?.

Isabel Díaz Ayuso

9| "He sido tratada como una apestada, muchas veces fomentando la madrileñofobia cuando peor se estaba pasando".

Más vale dejar de lado la madrileñofobia. Es tan ridícula como la catalanofobia de los indepes. Cuando se les critica su gestión o sus delirios, se envuelven en la identidad colectiva y consideran que se ataca a Cataluña o Madrid. Siempre habrá una clientela boba. Pero Ayuso está conduciéndose al modo de Sánchez, de ahí el choque de trenes: ambos han colocado como pilotos a dos expertos en marketing, Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez, que anteponen la comunicación a la gestión. Y esto, cuando más gestión se requiere en un escenario durísimo, sólo puede resultar fatídico.

Paco Conejo

10| "Ayer en el Parlamento de Andalucía le pedí al portavoz de la extrema derecha, Vox, en la comisión de la RTVA, que por coherencia no hable más de Canal Sur ni de Andalucía. Aquellos que quieren eliminar la autonomía andaluza no tienen legitimidad para hablar de esta tierra".

El argumento del diputado socialista es insólito, pero, claro, ¿por qué esta vez iba a ser una excepción? Lo raro en su caso sería un argumento solvente. Si Vox no puede hablar de la autonomía andaluza o la televisión pública por no creer en ellas, ¿pueden los socios independentistas o abertzales del PSOE hablar de España? Estos días el PSOE ha firmado un manifiesto con ellos. ¿O puede el PSOE hablar de la energía atómica por no creer en ellas? En fin, el argumento es de traca, pero además qué finura democrática: si usted no cree en el estado de las autonomías, le niego "legitimidad para hablar de esta tierra". Lo de Conejo es tan chusco que ya ni siquiera Vox se lo toma en serio y le han respondido con una parodia divertida en redes, aprovechando su semejanza con el Doctor Maligno de Austin Power. A Conejo, en fin, sólo lo salva que algunos días también habla Carmelo Gómez.

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