Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
AR matinal
Cuarto y mitad
La primera en la frente. El baloncesto sevillano, de verdiblanco en este caso, se estrenó en la LEB Oro perdiendo en Huesca. En la LEB Oro. La segunda categoría nacional después de más de 30 años en la élite. Nada tuvo que ver ese duelo con el de dirimieron décadas atrás ambos en la élite. Era tiempo de Magia, tiempo de una caja de Sevilla y Jerez que ponía y disponía dinero sin parar. Era, en definitiva, otro tiempo.
Y ahora el Betis Energía Plus, Betis al fin y al cabo, y Real cuando lo autorice la Casa Real, no tiene tiempo. "La LEB es muy dura", se han cansado de decir los expertos. Vale, es complicada, como cualquier competición, pero mucho más si toca caminar por ella con los recursos justos o con los de la mayoría de los rivales y no es el caso, por lo que una derrota encajando más de 90 puntos otra vez no debe pasar de puntillas.
¿Que es la primera jornada y queda mucho? Vale, como atenuante sirve el argumento. Que nadie se ponga nervioso que esto no ha hecho más que comenzar, se podría esgrimir. Cierto. ¿Que la derrota no sirve para jalear a la alicaída afición sevillana y que hará que todos los rivales quieran subirse a las barbas del teórico favorito?, pues también, porque ganar en el debut significaba no sólo un triunfo y empezar con buen pie como refuerzo moral para la plantilla, sino también lanzar un mensaje. Y lo que se ha transmitido es todo lo contrario.
Con una afición cada vez más reducida, casi arrinconada, y una exposición mediática bajo mínimos como hacía décadas que no se daba, al otrora cajista, ahora también bético de las manos, sólo le vale, o le debería valer, que su equipo sume triunfos. Basta ya de frases manidas. Que si la liga es más difícil de lo que la gente cree; que si el periodo de adaptación; que si no hay rival pequeño... ¿Por qué no usar otra frase hecha como ganar, ganar y ganar? Porque perder, nunca puede sumar.
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