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Análisis

Antonio Galindo

Pérez-Reverte, corresponsal de la Batalla del Ebro

"Siempre directo y contundente, Pérez-Reverte fabula sobre la Batalla del Ebro difuminando los bandos para acentuar la sinrazón de una guerra entre hermanos"

Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) vuelve a acercarse a su legión de seguidores a través de su nueva novela Línea de fuego, editado por Alfaguara en este mismo año de 2020, donde fiel a su estilo traslada la Batalla del Ebro a un frente imaginario mostrando cómo sus eternos valores y principios salen de nuevo a la luz encarnados ahora en soldados españoles que se enfrentan en la Guerra Civil.

 El antiguo corresponsal de guerra retoma los valores de El capitán Alatriste, el cinismo de Falcó, la epopeya de El asedio, la autoridad moral de Hombres buenos, la ironía de Los perros duros no bailan, la crueldad de la guerra de El pintor de batallas o el racial temperamento español de Sidi, para mostrar un compendio de su obra que se va transfigurando como si se tratara de una función teatral donde un solo personaje llevara a cabo múltiples registros en múltiples decorados. En su anterior novela, Sidi, nos presenta su visión muy personal del Cid Campeador, construida desde postulados cercanos a su capitán Alatriste, o Falcó, pero con formas más recias y ásperas, donde destacaba su fuerza, astucia, osadía y capacidad de liderazgo, conformando así una visión más realista de un personaje que a fuerza de ser mitificado o denostado quedaba al albur de la historia.

Respecto a la guerra civil española, son numerosas las novelas que inciden en esta temática, como San Camilo, 1936 de Camilo José Cela, la serie Episodios de una guerra interminable de Almudena Grandes, La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina, La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender, Soldados de Salamina de Javier Cercas, A sangre y fuego de Chávez Nogales o El laberinto mágico de Max Aub. Tampoco es la primera vez que Arturo Pérez-Reverte se acerca a este tema, ya que en 2015 publicó La Guerra Civil contada a los jóvenes donde expuso la historia reciente de España de manera clara, simple y breve; además de su incursión tangencial en Tango de la guardia vieja o Falcó.

Línea de fuego no es una novela sobre la Guerra Española sino sobre el horror y la sinrazón de una lucha fratricida, donde como en el Duelo a garrotazos de Goya dos colosos anclados por sus ideologías se destrozan el uno al otro alimentados mutuamente por la venganza. Pérez-Reverte recrea una batalla a orillas del Ebro en julio del 38, finalizando ya la Guerra Civil. No es una recreación histórica, ni lo pretende, sino un relato de combatientes, donde el dolor rezuma por ambos bandos, donde las balas se oyen, la sangre salpica entre página y página y en cada asalto de trinchera parece que somos nosotros quienes nos arrastramos protegiéndonos de los obuses. Y todo con el foco puesto en las personas, no en las ideologías, donde no hay sitio para la disputa entre lo blanco o lo negro y ni lugar para fatuos discursos propagandísticos.

La trama de la novela abarca un conjunto de personajes representativos del escenario bélico de esos años: requetés, falangistas, brigadistas internacionales, comisarios políticos, legionarios, republicanos de toda afiliación, reporteros de guerra, soldados de la quinta del biberón, de los tabores marroquíes e incluso una unidad de transmisiones compuestas íntegramente por personal femenino (una de las pocas licencias que el mismo autor reconoce haberse tomado). Todos ellos unidos por el afán común de sobrevivir en medio de una hecatombe personal donde tanto los miedos como la valentía superan todo lo imaginable, dando la impresión que Pérez-Reverte no pretende resolver ni clarificar el conflicto bélico, sino que la propia lectura nos abra los ojos para reconocernos a nosotros mismos entre sus páginas.

Dos párrafos entresacados de la novela podrían simbolizar esta visión fratricida:

Cuánta desgracia. Cuánto dolor en familias, novias, padres, esposas, hijos. Cuánta fuerza, inteligencia, capacidad de trabajo y promesas de futuro malogradas de modo absurdo en esos trozos de carne inerte que se pudren entre los árboles, y a los que nadie da sepultura todavía…

Es lo malo de estas guerras. Que oyes al enemigo llamar a su madre en el mismo idioma que tú, y como que así, ¿no?… Se te enfrían las ganas.

 Y para terminar este artículo, un regalo que nos hace Pérez-Reverte en su web difundiendo fotos de la guerra enviadas por sus lectores. https://www.perezreverte.com/albumlineadefuego/

Línea de fuego. Arturo Pérez-Reverte. Editorial Alfaguara, 2020

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