Teodoro León Gross

Política estilo cóctel molotov

Diez negritas

Política estilo cóctel molotov
Política estilo cóctel molotov

30 de mayo 2021 - 06:00

Menas, secesionistas, Ceuta, primarias, indultos, Astrazeneca, MIR, leyes por el desagüe, Granada, fotos en Colón... no es nuevo que la política sea menos dialéctica que confrontación, menos debate que conflicto, pero hay demasiada tentación incendiaria en el bloquismo trincherista y sus derivadas. Esta semana decía Iván Redondo, con su aura de gran gurú pero copiando una frase ya vulgarizada de El ala oeste de la Casa Blanca, que “lo primero que tiene que hacer un asesor es tirarse por el barranco por su presidente”. El problema, claro, no es cuántos asesores se pueden tirar por el barranco. Tal vez incluso estaría bien que algunos lo hicieran, como le recomendó Fraga en cierta ocasión a un pelota que insistía en esa misma idea junto a un acantilado de A Costa da Morte. El problema es cuántos de esos asesores nos están empujando a todos por el barranco con sus ideas brillantes en un tablero político menos proclive a los argumentos que a los cócteles molotov retórico.

1.- Alejandro Hernández:

“Ahora mismo nos encontramos en una situación de falta de confianza que nos impide tramitar y negociar esta ley con los partidos del gobierno”

2.- Juanma Moreno:

“Usted se ha alineado con la izquierda, vota con Podemos para derribar a un gobierno, piensa en los intereses de su partido, no de Andalucía (...) Nos queda año y medio. Tiempo habrá para coger las bocinas y los carteles electorales. Ahora toca vacunar, sanar y recuperar la economía. Es lo que quieren los andaluces”

3.- Santiago Abascal:

“Esa derecha también un poco atontada que acepta todos los mantras de la izquierda. Aquí, al frente de la Junta de Andalucía, con un buen hombre, Juanma Moreno, que nos dice que tenemos el deber de acoger... ¡No! Tenemos el deber de devolver a los niños con sus padres... Que de ahora en adelante cuenten con el apoyo del PSOE para gobernar”

4.- Juan Marín:

“Me gustaría decirle al señor Abascal que no va a venir a Andalucía a marcarle la agenda política al Gobierno. En absoluto. Su responsabilidad como grupo parlamentario será la de apoyar… Pero no vamos a permitir que Vox ni ningún otro partido le marque la agenda al gobierno del PP y Ciudadanos

El Gobierno andaluz ha perdido una ley, pero quizá haya ganado fuerza. Paradojas de la política. Porque tumbar la ley del suelo ha servido a Vox para escenificar su espacio propio, pero también su incoherencia, puesto que era una ley que apoyaban hasta ahora. Y algo semejante ha sucedido con el PSOE, de carambola. Los socialistas no veían con malos ojos la Ley del Suelo y no la habían enmendado, pero se sumaron a la enmienda de Podemos al ver que Vox podía contribuir a tumbarla. Por debilitar al Gobierno, el PSOE unió su voto a Vox, del mismo modo que Vox se unía a Podemos. Qué cosas. Ese cortoplacismo oportunista da titulares, pero rara vez da puntos. El Gobierno se imitó a constatar que va a mantener su rumbo.

Abascal ha tomado el control en la ruptura de Vox. Y Abascal, que el domingo anterior trajo una kermés a las puertas de San Telmo a cuenta de los trece menores acogidos, ha desoído todos los llamamientos empresariales a no tumbar la ley del suelo. Dentro, en San Telmo, lejos de achantarse, empezaban a pensar que esto puede incluso beneficiarles. De un lado, porque los visibiliza al margen de Vox, y de otro, porque hay un pragmatismo en la derecha que no va con esa forma de actuar cargándose una ley no ideológica sino productiva por tacticismo. Aunque regresó Alejandro Hernández para suavizar el tono, este episodio puede ser un mal negocio para Vox, que horas después daba un pasito p’atrás con la comisión de las contrataciones exprés. Marín aprovechó para sacar pecho: Ciudadanos se define por oposición a Vox. A Marín le va bien que se le visibilice ahí. Incluso que Susana Díaz le arree un zurriagazo acusándolo de hacerse un Toni Cantó en diferido deseando un carnet del PP. Marín necesita oír ladridos para sentir que Ciudadanos aún puede cabalgar perseguido por los malos sondeos.

Primarias algo primarias

Las primarias del PSOE andaluz, hasta ahora aferradas a mensajes bienpensantes de unidad, empiezan a romper ante la campaña definitiva de las dos próximas semanas. Algunas cicatrices sin cerrar del sanchismo y susanismo están reabriéndose. Esto lo niega Carmen Calvo, con desdén simpático tipo marquesa de Merteuil en Les liaisons dangereuses: ¡por favor, si el susanismo no existe desde 2017! Saber si el susanismo existe requerirá llegar al recuento del 13 de junio, pero Susana Díaz sí que existe. Aunque haya tenido una bajada de tensión, el duelo va a ser de alta tensión. Los sanchistas no logran ocultar cierta inquietud. Ganaron, eso sí, la foto de la entrega de avales al llevar camisetas tres mensajes a un lado –Yo voté a Pedro, Yo voté a Susana, Yo voté a Patxi– y un solo mensaje al otro: Socialistas con Juan Espadas. El alcalde de Sevilla no quiere perder el mensaje de unidad, imposible para Díaz.

5.- Susana Díaz:

“Nos da igual que haya un adelanto porque estamos preparados... Si [Juanma Moreno] no se está preocupando por la gente, si no se está preocupando por negocios que están bajando la persiana, y está en sus cálculos electorales, es evidente que no está a la altura de las necesidades que tiene Andalucía. Que haga lo que quiera, que nosotros a partir del 13 de junio estamos ya en estado de revista para lo que haga falta, para ponernos al frente de nuestra comunidad”

Susana Díaz está peleando, pero su larga campaña ya ha agotado muchos titulares, y en la búsqueda de nuevos mensajes se topa con un cierto problema: la desconexión con la realidad. Al Gobierno andaluz le puede criticar muchas cosas, pero no estar en el tacticismo electoralista del adelanto desdeñando los problemas de la gente. La caricatura de Moreno que hace Susana Díaz resulta demasiado tosca. Suele acertar más cuando sonríe y usa la ironía, aunque sea tan sincera como los dientes-dientes de la Pantoja.

6.- Juan Espadas:

“Lo mismo se tiene que someter a una cuestión de confianza. ¿Por qué no? Es algo que está previsto en el Estatuto”

Juan Espadas, a diferencia de Susana Díaz, no pierde el tono amable. No por eso deja de tener pegada. Esta semana, además de la foto, se cobró un buen titular al sugerir que Moreno se someta a una cuestión de confianza al haber perdido la mayoría parlamentaria. Es un modo de enfatizar la debilidad gubernamental. Por supuesto Espadas sabe que es irreal –a él mismo, como alcalde, le han tumbado iniciativas importantes– pero dio un titular eficaz sin necesidad de una retórica dinamiteras.

Tras marruecos, los indultos

Sánchez va a indultar a los responsables de la mayor crisis constitucional sufrida por la España democrática por la vía rápida; aunque esperará a que pasen las primarias en Andalucía. Sabe que es explosivo, y que se la juega, pues no sólo no hay arrepentimiento, sino determinación para mantener la hoja de ruta independentista. Sánchez, con vientos de cambio de ciclo en los sondeos, quiere asegurarse la estabilidad en la legislatura para ganar tiempo. Eso pone los indultos bajo sospecha. Ocho de cada diez españoles se opone. A la espera de cierta lealtad impensable de los nacionalistas; sólo puede ayudarle que el PP se pase de frenada. Con Marruecos, falló Casado; y con los indultos, se apunta a la recogida de firmas que fracasó con el Estatut, y a otra de Colón después de haber dado alas a la izquierda con la primera. Sánchez está debilitado, pero está por ver que Casado sepa medir su fuerza.

7.- Pedro Sánchez:

“Tengo muy claro que la decisión que tome va a tener en cuenta valores constitucionales como la concordia, el dialogo... Lo que para mí no son principios constitucionales, y nunca lo han representado, son la venganza y la revancha”

La defensa de Sánchez toma un enfoque peligroso –ay, el barranco de Iván Redondo– porque avala que la sentencia, y por tanto la ley, es vengativa y revanchista. Y él ejerce de redentor frente al cruel Estado de Derecho. Sánchez se convierte así en avalista de la teoría indepe de la venganza del Estado, blanqueando a los golpistas –en el sentido kelseniano de subvertir el orden constitucional– de 2017. Aquel año año, y en años posteriores, Sánchez se oponía a los indultos. Ahora, básicamente, los necesita. Se puede entender el oportunismo cortoplacista incluso al precio de desacreditar el Imperio de la Ley, pero no que disfrace esto del buenismo de la concordia

8.- Pere Aragonès:

“Me comprometo a hacer inevitable la amnistía y la autodeterminación”

9.- Jordi Cuixart

“Lo volveremos a hacer. Por eso no pedimos ninguna medida de gracia”

Se ve el gran espíritu de concordia que hay en los indultados.

10.- Jaume Asens:

“El informe no es vinculante. Quien ha formado parte del problema no puede formar parte de la solución”

Si Sánchez puede simular poco, su socio de Gobierno no se molesta en simular nada. En Podemos creen que el Tribunal Supremo es el problema, no los indepes. Socavar el prestigio del Tribunal Supremo puede ser su primer gran golpe al Régimen del 78

Sánchez, para sostener su planteamiento, incluso ensanchó la tesis en la sesión de control: fue un golpe contra el Gobierno Rajoy. O sea, lo del 2017 no fue contra el Estado, no contra España y su unidad territorial... sino contra Rajoy. Claro que eso suscitaría una duda: si fue contra el PP, ¿por qué siguen anunciando que lo volverán a hacer cuando no está el PP?

El barranco.

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