Somos muchos quienes pensamos que la pandemia del Covid-19 ha demostrado la necesidad de reforzar nuestros sistemas públicos, el de la salud, el educativo o la atención a nuestros mayores. Sin embargo, otros, como el presidente de la Junta de Andalucía, han aprovechado la pandemia para desmontarlos y devaluarlos.

Hace unas semanas la Junta de Andalucía anunció un segundo plan "de choque" para reducir las listas de espera (se anuncia un segundo plan porque el primero fue un fracaso absoluto). Un plan en el que se van a destinar 200 millones de euros, de los que 130 irán a la sanidad privada y 70 millones a la pública.

El presidente de la Junta de Andalucía ha decidido destinar el dinero de todos los andaluces, incluido el dinero que la Junta ha recibido del Gobierno de España por la crisis del Covid-19, para reforzar el negocio de la sanidad privada, en lugar de mejorar los hospitales públicos de Andalucía, contratar más personal sanitario o reforzar la atención primaria.

Es el mismo método que ya aplicó el PP durante años en la Comunidad de Madrid y que, como hemos podido comprobar, sólo ha servido para deteriorar el sistema público de salud y para que la sanidad privada crezca a costa de lo público, externalizando en lo privado la realización de pruebas diagnósticas, algunas intervenciones quirúrgicas o, últimamente, el rastreo de los rebrotes del Covid-19.

Otro desprecio del presidente de la Junta de Andalucía a lo público es la falta de una planificación clara y consensuada para el inicio del curso escolar, para el que apenas faltan tres semanas.

Primero, aprobando un protocolo de medidas que en la práctica suponía derivar toda la responsabilidad a profesores y ayuntamientos, con medidas imposibles de cumplir por la falta de medios y recursos y que fue rechazado por centenares de profesores y ayuntamientos.

Y ahora, pidiendo que sea el Gobierno de España quien decida cómo tiene que ser la vuelta al colegio, a pesar de que es la Junta la que tiene las competencias y que fue Juanma Moreno uno de los presidentes autonómicos más críticos con el mando único.

Y mientras el presidente se zafa de sus responsabilidades, la Junta de Andalucía aún no ha dicho si piensa contratar a más profesores de refuerzo, si tiene intención de rebajar la ratio de alumnos por aula, desdoblar aulas o modificar los horarios de entrada o salida a los colegios.

Una actitud que refleja el claro desprecio del presidente de la Junta por el sistema público de educación.

Pero la mayor muestra de desprecio a lo público se ha visto con la ofertas de empleo público que la Junta de Andalucía ha lanzado en las últimas semanas y que se han ganado la crítica de todos los sindicatos, el asombro e indignación de miles de andaluces y su denuncia en los tribunales.

Ofertas de empleo sin publicidad, con sólo 24 horas para inscribirse, donde no era necesario aportar documentación alguna y donde el mayor mérito para conseguir la plaza consistía en ser el primero en mandar un correo electrónico.

Pero, además, de este proceso quedaban excluidas las mujeres embarazadas o personas que tuvieran alguna enfermedad como las personas diabéticas, aunque la plaza a cubrir no supusiera ningún riesgo para la salud.

El presidente de la Junta de Andalucía, máximo responsable de la Administración andaluza, obviando los principios de mérito y capacidad requeridos para obtener una plaza pública; mostrando su falta de interés por que nuestros sistemas públicos tengan al mejor personal, los mejores medios y así puedan ofrecer el mejor servicio a la ciudadanía.

Ante estos ataques a lo público, somos muchos los socialistas y las socialistas dispuestos a hacerles frente, dispuestos a hacer una oposición contundente a los desmanes del Gobierno de derechas de la Junta de Andalucía. Muchos los socialistas preparados para recuperar una Andalucía que defienda y proteja lo que es de todas y todos.