Teodoro León Gross

Remodelación entre cañonazos

Diez negritas

Remodelación entre cañonazos
Remodelación entre cañonazos

19 de julio 2020 - 07:01

Las crisis de Gobierno, como los noviazgos de los reyes, no se anuncian. Se comunican como hecho consumado. No hay literatura sobre crisis de Gobierno retransmitidas en directo y casi a cámara lenta, como está sucediendo en el Ejecutivo andaluz. Pero Juan Marín no está haciendo una remodelación del gabinete, sino tratando de hacer una remodelación de su partido, entre dos familias desavenidas. El sector Hervías se impuso a los puntos en el último proceso orgánico y está dando la batalla; y el vicepresidente sabe que debería contar en el Gobierno con una cohesión que no existe.

Irónicamente Juan Marín pelea con su partido pero tiene el apoyo del PP. El presidente podría estar, y seguramente estará, más que molesto con las señales de debilidad que trasmite esta crisis en diferido, pero está apoyando a Marín y le presta sinónimos balsámicos como reajuste o retoque. Como aquel “No lo llames rescate, llámalo tomate”, se buscan eufemismos. Juanma Moreno a todas luces quiere que Marín resista y que Cs no se desmorone, porque entiende que no hay mayorías en el horizonte al modo de Feijóo, y su aliado natural es Cs hacia el centro. El consejero de la Presidencia se ha encargado de mantener a la oposición entretenida con la bronca, elevando sus ataques al PSOE. Elías Bendodo se maneja ahí como pez en el agua y el PSOE ha entrado al trapo.

Eso sí, el PSOE al fin ha entendido la torpeza de una guerra de guerrillas con cipayos cuyas incursiones casi siempre han acabado en nada, y esta semana ha sacado la panzerdivisionen. Cornejo y Jiménez Barrios han cruzado fuego a cañonazos con Bendodo, corrigiendo el error injusto de enviar ahí a parlamentarios menores, como Carmelo Gómez y el pobre Paco Conejo, para librar batallas que están por encima de sus posibilidades. Un partido debe cuidar de los suyos sin darles misiones en las que lo máximo que pueden hacer es el ridículo. Cornejo y Jijijiménez Barrios, esta vez seriamente sin las risitas habituales, han dado réplicas duras. Cornejo incluso llamó a Bendodo “golfo político” y haciendo una equiparación con la mafia, lo definió como “sicario” al servicio del presidente, que al que situó como el padrino. Así está el nivel.

Claro que la pregunta es ¿y todo esto para qué? El PSOE, en condiciones normales, estaría cometiendo un error mayúsculo entrando al trapo de la provocación y bajando al barro, en un momento en que el Gobierno sufre la debilidad de la remodelación con frentes delicados como los servicios públicos en verano o las contrataciones, más allá de la gestión dura de la pandemia. Bendodo es listo, pero Cornejo o Jijijiménez Barrios no son bobos. Claro que la clave está en ese “en condiciones normales”. No se dan. En realidad Susana Díaz está peleando menos con el Gobierno que con el sector crítico que días atrás la puso en evidencia denunciando el mal trabajo en la oposición. Esa debilidad interna explica que se hayan sumado al ruido artillero, con esos mensajes groseros. Y ahí, sí, hay que reconocerle a Marín que ha sabido utilizar el momento: en la canícula y con la oposición experimentando crisis internas. La vulnerabilidad de Díaz Pacheco le ha obligado a cuidar su retaguardia más que el frente, y eso ha dado colchón.

Al PSOE no le renta esto, pero en definitiva a unos y otros les conviene la bronca, que siempre genera cohesión y además distrae de los problemas de fondo. Bendodo se ha encargado de facilitar la pelea en el barro provocándoles con la reiteración de “trabajen, trabajen, trabajen…”. Y en efecto con un calendario bien elegido. A la ciudadanía, saliendo de la pandemia, temiendo volver a ella, con el verano que ya llegó, ya llegó, ya llegó, como en el estribillo de una canción de verano, resulta irrisorio pensar que vaya a preocuparle mucho lo de las dos almas de Ciudadanos en Andalucía y sus consecuencias en una remodelación del gabinete, que por demás sí necesita racionalizar algunos errores de diseño con duplicidades y consejerías muy cargadas, incluso con alguna cartera más tras haber reducido a 11 las 13 existentes en el último Gobierno socialista. En otro momento quizá todo esto podría tener más repercusión en la calle, pero ahora es difícil. Sobre todo porque al PSOE también le venía bien elevar la intensidad del fuego cruzado, y por eso han relegado a los secundarios habituales como el pobre Conejo, al que ya han entendido que mejor dedicar a tareítas menores y seguramente lamenten que no haya alguna comisión dedicada a inventariar mobiliario o nidos en las catedrales donde sin duda haría un gran trabajo… para tirar de sus pesos pesados como Cornejo asegurándose el ruido, no nueces pero sí mucho ruido.

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