El Pretorio

Pascual González

El capataz de Sevilla

29 de marzo 2019 - 02:32

El capataz de Sevilla es el lazarillo de Cristo y María, que aprendió del salero con el que El Francés mandaba, del tiento del Gaseosero, de Bejarano, templanza, del padre, los tres martillos, Silencio de tres llamadas, del hijo, el racheo sencillo del Viernes de madrugada. Y "a la música", levanta como enseñó El Penitente uniendo cuadrilla y banda en sinfonía de valientes, y a pulso levanta el palio como Borrero y su gente, siguiendo la vieja escuela de los Franco y los Ariza, ratones de parihuela con las medidas concisas, Fatigas por tanta entrega a mandar como precisa la cuadrilla costalera que no ve por donde pisa.

El que cuando grita ¡Al cielo! y ¡Al cielo vamos con Ella!, sabe el camino y sendero del Rocío y de la Estrella, cuanto mide cada hierro de cada balcón que encuentran los Dolores desde El Cerro, desde San Gil, la Sentencia, y cuantos forjados cierros son importunos con Regla, sabiendo hasta los faroles que hay a la ida y la vuelta, cuantas macetas de flores, a la Candelaria, besan, cuantos salientes traidores a la Quinta Angustia esperan y a la O de sus amores, cuantos aleros, la acechan.

El que cuando dice "¡vamos de frente!" a sus costaleros, conoce igual que su mano, palmo a palmo, tierra y cielo, canalones y tejados, desniveles y agujeros, la arruga del alfombrado a los pies del Nazareno y el rincón inadecuado para el pesado madero de Cristo Crucificado en Santa Cruz y en San Pedro. De los viejos rituales, son defensores a ultranza, soniquetes de cantares con los que bailan y danzan bambalinas y varales por Placentines y Alfalfa, por Parra y por el Postigo, cortejando a la Esperanza.

¿Quién te ha dado tantos dones, maestro, que el paso, llevas? ¿Quién te dio tantos primores de talento y de destreza? ¿De qué manantial bebiste, agua de trabajadera? ¿En qué catón, aprendiste a mandar de esa manera, singular como sencilla, sin jactancias postineras? ¿Quién te sembró la semilla de la ciencia costalera? ¿De dónde sacas el temple de empeño y de valentía para tener ese duende a quien Sevilla confía pasos que crujen a Muerte y a fragua por bulerías? Todo su arte a la suerte de tu pura maestría, de tu martillo, tu gente y tu sabia letanía. ¡Venga de frente, valiente!, capataz de Cofradía.

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