No engañemos con la memoria. La parodia nacional nunca fue un programa potable. Era más bien un voluntarioso cascabel de entre todos esos formatos con que intentó animar su programación Antena 3 tras muchos ensayos y fracasos. Lo presentaba Constantino Romero, con cantantes surgidos de Lluvia de estrellas, y para algunos espectadores de los años 90 aquello parecía Hollywood. A ojos de hoy en día es un formato low cost que sólo merecería la pena rescatar con presupuesto y talento, que no es el caso. Telecinco ha rescatado ideas y al airearlas se han agriado más de la cuenta.

Me lo dices o me lo cantas tiene un evidente aire (encargo expreso) de Tu cara me suena. Jurado incluido. Y tono de juerga desatada. En lugar de imitados los participantes se ponen un bisoñé diciendo que son tal personaje y les endosan melodías que recuerdan a éxitos recientes para soltar unas letras de chirigota que no pasarían un examen de 1º de EGB de Carnaval de Cádiz.

Este programa de teatrillo cantado, con muchos rescates de segundo orden, se ha trazado pensando en Los Morancos. Por ahí anda incluso de jurado Jorge Cadaval. Telecinco ha sacado toda la esencia moranquil para los números musicales: no hacen falta grandes caracterizaciones sino caricaturas. Con un disfraz, una peluca y unas rimas forzadas es suficiente. Sería suficiente si el humor encajara con el espectador. No convencen. El sofalícola veraniego sale huyendo al tercer ripio y al segundo gallo. En televisión es importante cantar bien, aunque la letra sean horribles. En este show, con Carmen Alcayde o con un tipo con cierta retranca como Xavier Deltell, se canta mal.

A fuerza de caricaturas, tal vez a fuerza de repetir cantantes, Me lo dices o me lo cantas podría hallar su público. Pero en esas se les acaba el verano. Nos olemos que a Jesús Vázquez (en su mismo papel de siempre, incluso desanimado) lo mandan a la madrugada.

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