Jesús Alba

Sin guinda pero con cabeza

Pisando área

Como Rogelio Sánchez Amado, a Monchi sólo le queda en el fútbol saber lo que piensa el balón

02 de septiembre 2019 - 02:33

Autocrítica, capacidad de análisis, de abstraerse de las opiniones del exterior, de visualización global de las cosas... hay también un poco de arrojo -sin el que nadie ha llegado a ningún lado-, hay lecciones aprendidas del pasado y hay una seguridad en la idea propia. La entrevista en la que Monchi se desnuda futbolísticamente hoy en estas páginas explica muchas cosas de las que han pasado este verano y que se han cocido entre Chiclana y San Bernardo.

Es verdad que juega con la ventaja del cheque en blanco en cuanto a crédito que tiene en cualquier movimiento, pero el de San Fernando -quitando esas referencias infantiles de cada año como las perritas y los pinceles- lo tiene todo para ser lo que es mucho más allá de un director deportivo: un excelente gestor futbolístico.

Monchi no ha sido un crack en un vestuario, todos lo sabemos, pero entiende el fútbol como la mejor figura en activo; no es entrenador, pero lo ve como un hombre de banquillo; no es presidente, pero ve mejor que nadie ese fútbol que se juega en los despachos; y no es un director general pero tiene el presupuesto y todas las amortizaciones de los fichajes en la cabeza.

Debe pasarle como le gustaba decir al entrañable y recordado Rogelio Sánchez Amado, ex directivo, árbitro, entrenador, delegado... "Lo único que me queda en el fútbol es ser balón". A Monchi lo que le falta es saber lo que piensa la pelota antes de ser pateada por cualquier profesional de esto.

De todo lo que expresa en esa manera tan natural en la que abre el corazón (el futbolístico y el humano), me quedo con una frase que resume el secreto de su éxito. En ese "no soy de guindas sino de proyectos" está la tecla que a otros les cuesta encontrar. En esa respuesta está el huir de los focos y trabajar con su gente, el entender el fútbol como lo que es, un deporte colectivo en el que las guindas no hacen más que estorbar. ¿O no es lo primero que se aparta del pastel?

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