Análisis

Roberto Pareja

El imperturbable Sánchez y su flor

La estrella del presidente del Gobierno parece indeclinable a pesar de los pesares

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, poco antes de su comparecencia ante los medios tras la audiencia con el rey este miércoles en Marivent .

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, poco antes de su comparecencia ante los medios tras la audiencia con el rey este miércoles en Marivent . / Ballesteros (EFE)

Algunas personas nacen con estrella, con una flor en salva sea la parte, y otras estrelladas. Pedro Sánchez pertenece a la primera categoría. Al menos en su vida política. Como atestigua su descenso a los infiernos encadenado al no es no a Mariano Rajoy y su posterior resurrección contra pronóstico y toda lógica como líder socialista. O esa alambicada moción de censura que lo llevó a Moncloa. O su procelosa  investidura como presidente del Gobierno del brazo de gente que le quitaba el sueño hasta que las elecciones de noviembre de 2019 espantaron por birlibirloque su pesadilla. O su complicada negociación bilateral con los independentistas catalanes, que le exigen la amnistía de los políticos presos y la autodeterminación.. O su desastrosa gestión de la pandemia: España es el país de Europa con más contagios y mayor cifra de muertos por habitante.

Con los estragos que está causando el Covid-19, el programa económico de gobierno pactado entre el PSOE y Podemos se antoja papel mojado en rigor, pues el aumento del gasto social y de los impuestos que propugna son incompatibles con el plan de ayudas europeas, impepinables para mitigar el conflicto social. 

Pero la estrella de Sánchez es indeclinable y la flor, inmarcesible. Ni los rebrotes de coronavirus ni la crisis económica provocada por la pandemia le pasan factura al Gobierno de coalición. Palabra (dudosa) del CIS de su amigo Félix Tezanos, que en su último barómetro de julio amplía a 13 puntos la ventaja del PSOE sobre el PP en la encuesta de estimación de voto. 

Infierno morado

Mientras tanto, sus socios de gobierno van de mal en peor, con una debacle electoral en Galicia y País Vasco Si en 2016 la formación de Pablo Iglesias desbancaba al PSOE como segunda y tercera fuerza política respectivamente, el pasado 12 de junio se quedaban sin escaños en el Parlamento de Santiago y perdían la tercera posición (y la mitad de escaños, de 11 a 5) en el de Vitoria.

En plena digestión del doble fracaso, ahora se vislumbra un otoño judicial caliente para Podemos, con el caso Dina y la imputación del responsable de Comunicación y mano derecha de iglesias por financiación irregular. 

Una doble tormenta cae a saco sobre Podemos y la misteriosa marcha del Rey le ha venido pintiparada como tabla de salvación a la que asirse mientras escampa.

Lo cierto es que las expectativas que generó Podemos hace un lustro, cuando se hizo con cinco millones de votos y 70 diputados, se han ido viniendo abajo, aunque  Sánchez salvó a Iglesias de la catástrofe al proponerle tras los comicios del pasado noviembre formar un Gobierno de coalición abrazo del oso incluido.

Sánchez ha despachado con Felipe VI este miércoles en Marivent. Hasta tres veces le preguntaron por los líos judiciales de su socio. Una de ellas cargada de retranca: ¿Le inquieta o le perturba la imputación de miembros de la cúpula de Podemos...? Los mismos términos que el presidente del Gobierno empleó al valorar las informaciones de que Juan Carlos I presuntamente tenía dinero negro en un banco suizo y una sociedad opaca en la que ingresó comisiones.  "Son informaciones inquietantes y perturbadoras", dijo Sánchez rompiendo ciertos moldes.

Como un lirón

Nada más llegar a Moncloa en junio de 2018 cambió el colchón y los ministros de Podemos  dejaron de quitarle el sueño. 

Ahora se cierne sobre él una moción de censura de Vox, lo que Podemos liga a la "ridícula" causa sobre la financiación del partido, un "adererezo" para el brindis al sol de los de Santiago Abascal, que tratan de llevar la voz cantante en la oposición, aunque los de Pablo Casado interpretan su iniciativa como un balón de oxígeno y agua para la flor de Sánchez.

Lo cierto es que los de Iglesias han salido airosos de todas las andanadas judiciales a las que se han enfrentado. Y que el testimonio de un abogado despedido y, por tanto, despechado es un torpedo de dudosa entidad. El juez ha visto indicios y hace su trabajo, Iglesias calla y Sánchez silba, limitándose a mostrar su respeto a las resoluciones judiciales.

El líder socialista confía en que su flor no se marchite y pueda aprobar de una vez unos Presupuestos que sustituyan  a los que heredó de Montoro. Se ha abonado a la geometría variable de alto riesgo y si ERC le sale rana (más que probable con las elecciones catalanas a la vista) el sapo se lo quitará de la garganta  Ciudadanos, encantado de sacar todo su jugo a sus magros diez diputados en el Congreso.

Sánchez sigue imperturbable y su flor no se marchita ni de coña, sea por sus propios méritos o por los deméritos de enfrente, mientras el emérito deambula por su jardín.

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