Andaban de obras en el palacio real sevillano, (ya sabe usted como son los pollaques de la albañilería reformista: "Po ya que está usted aquí, me levanta estas solerías que están muy viejas y ponemos un gres porcelánico que da mucha vida a la salita"), cuando apareció un cofrecito sospechoso allí enterrado. Hasta ahora sólo teníamos noticias de la niña de la curva y todo lo más de la niña de Rajoy, pero lo que había en el pequeño ataúd era una infanta de apenas seis años de la que se desconoce a día de hoy toda filiación. Hasta allí se han desplazado concejales y otros gestores de izquierdas, no se sabe si por ese interés fosor y cunetero que caracteriza a nuestros próceres zurdos de la media memoria histórica o por aquello de revisar la brecha de género feminista que se había abierto en plena capilla real palaciega. La cosa es que allí estaba la chiquilla, ajena a todo el guirigay de la España actual y de esta Sevilla sin fiestas de guardar. Por no saber, la pequeña no sabía ni que el alcalde (el de la ciudad, no el del Alcázar) estaba a pique de un repique de enterrar políticamente a la niña de Griñán, la trianera Susana.

Por las fotos, a la mocita del palacio mudéjar sevillano se la ve bastante desmejorada, hasta el punto que se rumorea en algunos cofradieros cenáculos (no olviden la tilde), que podría suplir a la actual titular del paso del Santo Entierro, cosa que a un servidor le ha desmentido el mismísimo José María Font. También dicen las lenguas de doble filo -que suelen ser las mejores- que podría ser hija de Alfonso X, quien, además de sabio, era por lo visto bastante aficionado al deporte del levantamiento de faldas, que una cosa no quita la otra y el saber no ocupa lugar y lo otro no tiene enmienda. También dicen que es un bulo que figurara entre los militantes con derecho a voto del último congreso provincial del PP sevillano que enfrentó a doña Virginia Pérez con el alcalde de Carmona, Juanma Moreno mediante. Afortunadamente la prueba del Covid le ha dado negativa, con lo que Alfonsita, bauticémosla así, podría acudir a recibir al Sevilla F.C. cuando gane la Liga este año. Bromas pesadas y macabras aparte, la cuestión ahora es qué hacer con la pequeña canina. Porque escolarizarla, como no sea en el Instituto Anatómico Forense…

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