Crónica Personal

La poca fortuna de los partidos bisagra

Futuro. El porvenir de Ciudadanos, con la incógnita de su refundación y de la continuidad de Arrimadas al frente, se vislumbra muy negro al convertirse en una formación casi irrelevante

Inés Arrimadas y Albert Rivera.

Inés Arrimadas y Albert Rivera. / Toni Albir / Efe

La UPyD de Rosa Díez nació con vocación de bisagra, a ejemplo de otros partidos europeos que dan estabilidad a Gobierno y, en ocasiones, forman coalición con el partido ganador que se ha quedado corto en escaños. Fuera de nuestras fronteras, liberales y verdes son buen ejemplo de ello. En España son los nacionalistas y regionalistas los que acuden en ayuda de quien necesita estabilidad para mantenerse en el Ejecutivo, pero no son propiamente bisagras, sino partidos con vocación de hacer negocio, político y económico, prestando sus votos cuando es necesario.

A UPyD le hizo una OPA, hostil, Ciudadanos y el partido de Díaz fue decreciendo hasta quedarse en nada mientras Cs se fortalecía hasta el punto de que su líder, Albert Rivera, se vio en La Moncloa, tras la heroicidad de ganar las elecciones autonómicas en Cataluña. Perdió esa ocasión, que él mismo y Arrimadas no supieron gestionar al punto de que ni siquiera hubo sesión de investidura, que habría sido importante incluso para perderla. Y, en su sueño de considerarse posible presidente, no quiso ser vicepresidente de Pedro Sánchez, lo que tuvo en su mano aunque Rivera lo niega. Resultado: hoy Cs aparece como extraparlamentario en todos los sondeos, Rivera ha dejado la política, Díaz se ha hecho un nombre como articulista y tertuliana... y no hay un partido de centro capaz de llegar a acuerdos a su derecha y a su izquierda. Una bisagra.

En unas semanas Cs celebrará un congreso para tomar decisiones sobre su futuro. Hay algunas certezas –si en política las hubiera– y muchas incógnitas. Entre las primeras, que el portavoz parlamentario, Edmundo Bal, que se ha hecho un nombre en su primera legislatura, abandona la política y retoma su trabajo como abogado del Estado. También parece que Begoña Villacís no tiene la menor intención de formar parte del PP aunque le han lanzado alguna insinuación desde el partido con el que gobierna en el Ayuntamiento de Madrid. Y una duda, importante: si Arrimadas va a continuar al frente de Cs. Es una decisión personal que todavía no ha aclarado.

El congreso que se prepara lo coordina precisamente Villacís. Se han producido bajas importantes aunque la vicealcaldesa madrileña no se desanima... y Arrimadas preside todas las reuniones importantes del partido, consciente de que todos los ojos se posan en ella tratando de adivinar sus intenciones. Ni ella misma sabe si continuará. Interviene un factor importante en la decisión: su familia. Dos niños pequeños a los que quiere prestar la máxima atención y debe calibrar si vale la pena restar horas al tiempo compartido si su actividad política no le va a permitir tomar iniciativas relevantes que cambien España, ya que es perfectamente consciente de que es difícil que Cs consiga representación parlamentaria.

Sin deudas y con dinero

Aun así, hay personas en Cs que sienten comprometidas con el partido en el que todavía militan, creen que puede renacer de sus cenizas como han hecho otros cuando se los daba por desaparecidos, y están dispuestos a hacer un nuevo esfuerzo para colocar a Ciudadanos en el mapa.

Cuentan con una importante baza a su favor: el dinero. Cs debe ser el único partido español sin deudas, sus arcas pueden aguantar un tiempo sin recibir las subvenciones que recoge la ley por votos y por escaños conseguidos, y eso les da margen para mantener un equipo leal al que se pueda pagar un salario para seguir trabajando durante un tiempo. Habrá fugas, sin duda, muchos de los que hoy ocupan cargos los abandonarán para volver a sus antiguas profesiones si las tienen, pero los miembros de la dirección más activos confían en que Cs pueda sobrevivir unos años en los que habrá cambios importantes en España, probablemente con en el PP de Feijóo en el Gobierno.

Un político con el que dirigentes de Cs pueden relacionarse, mientras que es tarea imposible tender puentes con el PSOE mientras su líder sea Pedro Sánchez. Arrimadas no siente hacia el presidente del Gobierno la animadversión personal de Rivera, que en último término provocó su desastre electoral y su decisión de abandonar la política; pero sí siente aversión por las políticas que imponen sus socios de Podemos, independentistas catalanes y Bildu.

¿Arrimadas tiene rival? No. Si decide presentarse a la reelección y ser candidata a la Presidencia del Gobierno, tendrá detrás a todo el partido o lo que queda de él. Cosa distinta es que renuncie, entonces sí podrían aparecer candidatos... aunque también podrían producirse deserciones. Arrimadas es consciente de ello.

Rivera, descartado

¿Podría Rivera intentar el retorno? La respuesta es unánime. Hubo desolación cuando dimitió, hubo tristeza política y personal, pero ha decepcionado en su trayectoria desde entonces.

No ha cuidado las relaciones con sus antiguos compañeros ni han gustado las noticias sobre su trabajo en un conocido bufete al que también incorporó a quien era su mano derecha, José Manuel Villegas. Dejaron el bufete con acusaciones cruzadas de falta de cobro de los salarios prometido y, por parte de los socios del despacho, de que los dos ex políticos no cumplían con sus compromisos profesionales. La imagen de Rivera quedó muy tocada por ese conflicto.

Creó a continuación un despacho de comunicación y asesoramiento con Villegas, y hay pocas noticias sobre cómo se desarrolla su nueva actividad profesional. Pero en la sede del partido no hay nadie que se refiera a Rivera como posible refundador. Todo lo contrario. La refundación sólo puede venir de quienes han mantenido en Cs después de la marcha de Rivera y sin perder el ánimo a pesar de que no tenían más fuerza que la de diez diputados y alguna presencia autonómica –sobre todo en Andalucía y Castilla y León– después de haber sido un partido relevante con más de 50 escaños y expectativas de Gobierno.

Hoy, la persona más activa es Villacís. Lo es desde que es vicealcaldesa de Madrid, con buena relación con el alcalde; y más aún desde que Arrimadas le pidió que coordinara el congreso del partido.

Sin embargo, no concita el entusiasmo necesario para ser la nueva líder de Cs, o como se llame el partido en el futuro, si Arrimadas renuncia a continuar. Varias personas consultadas coinciden en el diagnóstico: Begoña es buena pero le pierde el afán de protagonismo, demasiado yoísmo. Piensan que hay que poner el acento en los problemas de España, más incluso que en los propios de Cs, que son importantes porque está en juego su supervivencia,

La pregunta que se formula a los miembros de Cs giran siempre sobre lo mismo, si en un futuro podrían aceptar convertirse en miembros del PP o ser absorbidos por éste. Una de las personas más cercanas a Arrimadas responde de forma muy gráfica: "No podría pasarme al PP porque no soy del PP y no comparto muchas de las políticas del PP. Soy liberal".

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