La ventana
Luis Carlos Peris
Cómo Juan el Grande cerró la Bienal
Tribuna Económica
El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía publica por primera vez su estadística de salarios, extraída de la Muestra Continua de Vidas Laborales que elabora el Instituto Nacional de Seguridad social. Se trata de una muestra amplia que permite profundizar en detalles que hasta ahora eran difíciles de apreciar, pero que obliga a aceptar un cierto retraso temporal. Los datos están referidos a 2017, pero permiten conocer que de los 3 millones de asalariados andaluces, sólo el 47% trabajó durante todo el año y que entre todos sólo consiguieron cubrir el 67,8% de la jornada laboral completa.
Tan prolongado periodo de inactividad da como resultado un salario bruto medio anual de 14.047 euros, que en términos de salario equivalente a tiempo completo, es decir, si todos hubiesen trabajado durante todo el tiempo, asciende a 20.708 euros. La diferencia es importante porque indica que si el trabajo hubiese sido a tiempo completo, las rentas salariales adicionales generadas por la economía andaluza habrían superado los 20.000 millones de euros, que es aproximadamente el 13% del PIB regional.
También indica que para entender la brecha salarial entre hombres y mujeres hay que tener en cuenta que los mejor remunerados son los mayores de 40 años y ocupados a tiempo completo y que la ocupación a tiempo parcial es más acusada entre las mujeres. La amplitud de la muestra también permite entrar en detalles territoriales y comprobar que los salarios más elevados se pagan en las provincias de Sevilla y Málaga, pero que entre los grandes municipios los mejores sueldos están en Algeciras, aunque muy desiguales, y los peores en Jerez.
Para compararnos con otras autonomías hay que acudir a la encuesta trimestral de coste laboral (INE), donde se puede apreciar el aumento de la brecha salarial entre comunidades. Durante el primer trimestre de este año el coste laboral medio mensual en Andalucía (2.212 euros) era un 13,3% inferior al español, diferencia que es más del doble de la existente al inicio de la crisis.
El concepto de coste laboral incluye partidas muy diversas. La más importante es el salario propiamente dicho, en el que las diferencias con España son algo más amplias (14,3%), aunque no tanto como los pagos por conceptos extra-salariales, por los que un trabajador andaluz percibe un 18% menos que un español. Solo en subvenciones y bonificaciones en cotizaciones sociales, los andaluces estamos mejor tratados (un 27,3%) que la media nacional.
El aumento de la brecha salarial entre comunidades está relacionado con la aproximación entre el crecimiento de los salarios y la productividad promovida por la reforma laboral de 2012. Al comienzo de la crisis, la diferencia en productividad entre Andalucía y España (-10%) era superior a la de los salarios (-6,5%), lo que nos convertía en destino poco atractivo para los inversores.
En la actualidad, la diferencia en productividad (12%) es mayor, pero inferior a la del salario medio, por lo que, frente a la desdicha de la pérdida del poder adquisitivo relativo, cabe el consuelo de que podemos resultar tan atractivos para el inversor como cualquier otra comunidad.
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