José Luis De Justo Alpañés

La sequía, las crecidas y la España vaciada

El autor realizada una mirada retrospectiva a las medidas que han tratado de tomar los distintos Gobiernos de España en políticas de agua

El pantano de Aracena afectado por la sequía en imagen de archivo.
El pantano de Aracena afectado por la sequía en imagen de archivo. / R. D.

25 de octubre 2022 - 06:50

El 26 de enero del año 2021, el ingeniero agrónomo Santiago Martín Barajas, militante del movimiento ecologista desde 1979, presentó un artículo en el diario Público titulado Por qué no hay que construir más embalses, en el que llega a la siguiente conclusión: “Consideramos que existen ya más embalses de los necesarios y, dados los enormes costes ambientales, sociales, culturales y económicos que conllevan, no debería construirse ni un embalse más en nuestro país”.

Una vez sentado este principio, el autor pasa a enumerar una serie de recrecimientos o presas en trámite de construcción pidiendo que no se construyan, por razones poco convincentes, cuya construcción efectivamente se ha detenido. Esto nos hace pensar hasta qué punto la política hidráulica en nuestro país está influenciada por Ecologistas en Acción.

Entre los argumentos que podrían ser favorables para las presas y embalses no menciona para nada el control de avenidas.

Sin embargo, entre la segunda y la tercera semana de diciembre de 2021, la crecida del Ebro produjo catastróficas inundaciones en Aragón, Navarra, Rioja, Castilla y León y Tarragona, con pérdidas cifradas en 200 millones de euros.

Las razones de estas inundaciones se achacaron a la borrasca Barra, que dejó 40.000 hectáreas anegadas, o a la falta de limpieza del cauce del río. Esta última razón parece, como mínimo, ingenua en una inundación de estas proporciones. Pero es que, además, inundaciones semejantes se repiten cada cierto número de años, sin que se les ponga ningún remedio. Dejando aparte las grandes inundaciones históricas (1643, 1775, 1871 y 1961), las ha habido recientemente en 2013, 2015 y 2018 (Aragondigital.es del 17 de diciembre de 2021). Por estas razones es interesante echar una mirada retrospectiva a las medidas que han tratado de tomar los Gobiernos de años anteriores.

En el año 1993, José Borrell, ministro de Felipe González, presentó el Plan Borrell, un trabajo técnico que interconectaba, entre otros, el Ebro al Levante español y no salió adelante por falta de acuerdo con el PP. Cuando llega al poder el PP en 1996 retoma el trasvase del Ebro en el Plan Hidrológico Nacional de 2001, que incluía la construcción de numerosos embalses de regulación en la cuenca del Ebro, que hubieran minorado sensiblemente los daños de las inundaciones, pero que no salió adelante porque el PSOE y los partidos gobernantes en Cataluña en ese momento (PSC, ERC, IU) lo tumbaron en 2004 y propusieron la desalación, inadecuada por su elevado coste para el riego, y solo válida para el abastecimiento humano.

Por este motivo escribí un artículo en el Diario de Sevilla del 3 de enero de 2022 indicando que el Ebro tiene el caudal de dos Guadalquivires, y casi uno de ellos se va al Mediterráneo. No pasaría nada si un 10% de estos excedentes se transvasaran al Levante, que debería compensar, por esto, a la cuenca del Ebro, y con todas las cautelas necesarias para preservar los caudales ecológicos del Ebro y del Delta. La construcción de las presas necesarias evitaría las inundaciones.

Una de las razones que da el citado autor para la no construcción de embalses es que “los grandes pantanos nos han privado de valles y paisajes rurales de gran valor estético, que ya no podrán recuperarse jamás”. Parece como si los embalses fueran a ocupar la mayor parte del espacio, pero un cálculo aproximado nos permite deducir que la superficie ocupada por los embalses es del orden de 325.000 Ha. Como la superficie de España es de 506.482 km(2), la superficie ocupada por los embalses es del orden del 6,4‰ de la superficie total.

El segundo ciclo de planificación hidrológica corresponde a los años 2015/2022, y en él se recogían, en los planes hidrológicos de todas las cuencas españolas, 85 embalses (tres en la del Guadalquivir) que han desaparecido para el tercer ciclo (2022/2027), siguiendo las directrices del artículo de Martín Barajas, lo que ha llevado a los regantes a manifestar su discrepancia, adelantando que votarían negativamente los futuros Planes Hidrológicos del ciclo 2022/2027, en el Consejo Nacional del Agua, si se mantiene el criterio de no construir nuevos embalses. El caso del transvase Tajo-Segura es relevante, porque con la excusa de aumentar el caudal ecológico en Aranjuez (que pasa de 3/4 m(3)/s a 7/8), se merman los desembalses de Entrepeñas y Buendía a Valencia, Murcia y Almería.

Es más, algunas de las medidas de supresión de embalses actúan en un sentido antiecológico. Así por ejemplo la no construcción de la presa de Alcolea hace que los regantes de la fresa tengan que continuar con la extracción de agua de acuíferos de Doñana.

No se ponen más que dificultades a la economía del campo y a la producción de alimentos, que servirían para combatir la inflación: la carestía de la energía eléctrica la ausencia de obras hidráulicas. Así no debe extrañar la despoblación de la España rural.

Y nos falta hablar de la energía hidroeléctrica, que es la energía más limpia, Existen 1300 centrales, con una potencia instalada de unos 18.000 MW, que constituyen el 18% de la potencia total instalada en España. Lleva tiempo estancada, debido a la ausencia de construcción de presas.

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