Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

La variante rebujito del covid

Se empeñaba el consejero de Salud andaluz en denominar a la siguiente variante del covid que nos atacaría como 'Pi', pero ha resultado ser 'Pa', de Papa Gorda

Ya está aquí la séptima (¿o es la octava?) ola del covid. Si en los últimos 15 días no han sufrido en sus cuerpos el ataque del bicho o no conocen a alguien que sí se ha contagiado, o me están leyendo desde el islote Perejil o no son residentes en este país.

Nos dieron carta blanca para quitarnos las mascarillas y gripalizar la pandemia no, 'resfrializarla', cuando el dichoso SARS-CoV-2 se ha empeñado en demostrarnos que a él le van bien todas las estaciones y que de gripe, que sí es estacional, tiene poco: lo hemos sufrido en invierno y en verano, en otoño y ahora campa a sus anchas por primavera.

Entre ferias, patios, romerías y verbenas como si estuviésemos en 2019, entre papa y papa gorda, el bicho ha demostrado que está tela de bien entre nosotros, y como "es como una gripe" (sic), pues hasta mi hija de 13 años, cuando le dicen que se ponga la mascarilla en el interior de un centro comercial suelta "es que tenemos que aprender a convivir con el covid".

Vaya si ha calado el mensajito. El problema es que no sé que tenemos más si miedo o poca vergüenza, porque no me quiero imaginar lo que estarán siendo las urgencias de los hospitales. Sí, de los hospitales, a los centros de atención primaria no me refiero porque somos así: mucho rebujito y mucho compartir aire y fluido en las casetas, en las barras de los patios, en las cruces o ahora en unos días en la carpa de los carnavales y luego cuando el test de antígeno 'canta' el positivo, cientos corriendo a urgencias con el miedo disparado tras la alegría de la papa.

Datos oficiales no se comunican, pero entre las bajas de los sanitarios y los positivos 'gripalizados' que acudan, el colapso de la sanidad es inevitable.

Eso por no hablar de los mayores de 60 contagiados que siguen siendo, por mucha vacuna que hayan recibido, 'carne' de ingreso en UCI y en los peores casos, ya sabemos como acaba ¿no?

Volverá el crujir de dientes y la protesta porque no me cogen el teléfono en el centro de salud. Cómo te lo van a coger, si no queda nadie. Volverenos a ver aumentar las esperas y los casos graves que se quedan en el camino o a los que les dé por tener un covid persistente. 

Pero a ver quién es el guapo que manda parar y dar marcha atrás, más allá de recomendar como si eso sirviera de algo. Está claro que al final solo nos queda lo que cantaban hace dos meses Los Morancos.

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