La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Aleluya en la reapertura de la Catedral

Así como las celebraciones desmesuradas llevan a considerar la necesidad de restablecer ese estado de alarma que dio paso al nefasto estado de caos hay casos en los que hay que dar la bienvenida a esta nueva normalidad. Por ejemplo, el restablecimiento de visitas a la Catedral con el número fuerte de subir a las cubiertas, a esa atalaya desde la que se contempla lo mejor de Sevilla y que en días de lluvia se hace especialmente sugestiva. No hemos salido de la impresión que supuso la abolición del toque de queda, con esas bullas descontroladas en el brindis por el fin de la clausura, cuando nos encontramos con la buena nueva de que el tercer templo de la Cristiandad vuelve a abrirse para solaz de nativos, turistas, demás parientes y afectos. Y de paso el alivio a las arcas de una Iglesia que también ha sido víctima de esos daños colaterales que acarrea la pandemia.

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