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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Alerta, hay ladrones de latas de melva

Las conservas de canutera y el chocolate de un supermercado de Sierpes están dotados de un sistema contra los cacos

Latas de conservas

Latas de conservas

Hay un supermercado en la calle Sierpes donde la melva en conserva está blindada contra los ladrones. Cada lata está metida a su vez en una caja con un sistema de seguridad que sólo puede ser desactivado por el personal de caja. La melva, importantísima en la dieta del sevillano y en la de ex alcaldes como Juan Ignacio Zoido, está protegida como las perlas o los licores caros de los grandes almacenes. Ocurre que el otro artículo que está igualmente blindado en este mismo establecimiento es el chocolate. La gente roba melva y tabletas de cacao. Si para conocer a una sociedad en un momento específico hay que fijarse en las prohibiciones (prohibido el cante, prohibido escupir, no distraigan al conductor...), no estaría mal para conocer a la actual que atendiéramos a los productos que son objeto de hurto. No se trata de cargar las culpas contra los mendigos nocturnos de la Plaza Nueva.

Dice la cajera que hay una gran cantidad de público juvenil que entra y birla las latas de conserva. Casi cuesta más el sistema de protección que la propia lata, pero doctores tiene la Iglesia. Hasta ahora manteníamos que la buena melva se defiende sola, sin mayonesa, pero tendremos que cambiar el sentido del aserto. La buena melva se defiende sola de los cacos. No van por la caballa, se fijan en la melva. Desprecian los berberechos, quieren la melva. Al cuerno las navajas y las aceitunas, todos a por la melva ahora que no miran. Y el chocolate, ¿qué me dicen del chocolate convertido en objeto de deseo para los cacos juveniles?

Hemos visto robar el gel de las manos de un urinario, ¿pero melva y chocolate? "Aquí viene mucho estudiante extranjero. Usted sabe...". La verdad es que una dieta a base de melva y chocolate lo tiene casi todo. Proteínas y carbohidratos. La melva y las tabletas pasan a ser como los periódicos de los casinos, con la barra de seguridad para que no los birlen. A este paso meterán la melva de Isla Cristina en vitrinas, como las croquetas del madrileño Lhardy. Y el que quiera una latita que avise en la caja, como las botellas de Luis Felipe en el Corte Inglés. Por los objetos que se hurtan también se conoce a la sociedad de un momento concreto, como por los mercados o el estado del cementerio. Por los robos los conoceréis. "Ojalá un día se robaran muchos libros", oí decir en una ocasión. Por si acaso, en estos supermercados harían bien en blindar ya los tarros de mayonesa . No toda melva soporta ser tomada sola. En el despacho de aquel alcalde, la melva se guardaba en un armario junto a los botellines. Llegó Espadas, abrío el armario y no había nada. La habrían hurtado. ¿Pero quién? Ahora que no culpen a los estudiantes extranjeros. Ñam, ñam.

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