Había dejado de llover, los temores se disiparon pero no hasta el punto de hacer las cosas como estaba previsto. Se trataba de llevar al impresionante Cristo muerto de los Estudiantes a la Catedral por un camino que le llevase por el Arenal, pero la lluvia, que cayó con fuerza, hizo cambiar las previsiones. Daba igual, pues lo importante era ver al Crucificado que Juan de Mesa talló para los jesuitas en la calle mediante un aperitivo de lo que será el Martes Santo. Y viendo a Cristo sobre andas nos venía a la memoria una foto que anda en el arcano en la que tiene de portador en un viacrucis a aquel cofrade cinco estrellas que fue Juan Moya García. Y pensábamos en sus hijos Juan y Pepe acompañándole desde un palco del Cielo en su camino a la Catedral. Qué maravilla es ver al Cristo de la Buena Muerte en la calle.