La aldaba
Carlos Navarro Antolín
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La ventana
CUANDO se reabre el debate sobre si la calle Betis debe ser peatonal o no, cuando las opiniones se dividen estando ambas versiones perfectamente argumentadas no queda otra salida en que si fue un craso error dejar sólo para infantería la calle San Jacinto. Esa principalísima arteria trianera está claro que ha quedado de dulce, preñada de bares y con una maravillosa explosión de vida que se traduce en veladores y tertulias al frescor de la cerveza y al calor de la tapa. Indudablemente, la vida de Triana ha ganado con esa decisión, pero sus conexiones han sido cortocircuitadas porque, entre otras cosas, San Jacinto era la continuación del puente para atravesar el arrabal y guarda, o el puente la continuación de San Jacinto para adentrarse en Sevilla. Sin duda, antes de despejar la duda de si una Betis sólo peatonal, mejor sería poner en la balanza la cerveza o la conexión, lo lúdico o lo pragmático.
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