Amanece un día entrañable, como una sabatina que reúne atractivos muy especiales, sobre todo en lo que atañe a la Iglesia sevillana. Es el día de la despedida de un hombre que ha pasado haciendo el bien en su tiempo de titular de la sede de San Isidoro y San Leandro. Casi doce años ha estado don Juan José de arzobispo de una Sevilla que lo acogió con reticencia y hasta hubo momentos en los que parecía estar pisando un campo de minas. Mediante la templanza y el cariño este castellano viejo fue entrando en la ciudad y en el corazón de su rebaño. En este sábado de junio y en la Catedral, don Juan José Asenjo Pelegrina dice adiós como pastor de la Iglesia sevillana, pero no a Sevilla. No se ha recatado en declarar su amor a una ciudad que ha terminado correspondiéndole, por lo que desde mañana el barrio de San Lorenzo contará con un vecino muy especial.