SÓLO a espectadores muy jartibles de los 80 se les ocurría brujulear por las nocturnidades de la Segunda para contemplar las serenas e íntimas entrevistas de Montserrat Roig, escritora catalana que se nos marchó prematuramente. Su programa Búscate la vida podría parecer viejuno en estos tiempos, pero su formato no estaría demasiado alejado a lo que hace Mejide en el Chester. En lugar de entrevistados de primera fila Roig se buscó la vida hallando a jóvenes que tenían toda la existencia por delante, las ilusiones encendidas y las utopías intactas.

La 2 en un documental titulado La vida encontrada ha buscado a varios de aquellos invitados. Los ha encontrado. Felipe Borrell, que era cantante de la movida y objetor de conciencia, ahora es camarero. Su madre tardó años en perdonarle que en la tele, la única entonces, lo inmortalizaran en calzoncillos. Lo de Adán y Eva no lo imaginaban entonces ni en el despacho más retorcido de Berlusconi.

La vida encontrada localizó a Victoria, fuerza viva de Marinaleda, aceptando a regañadientes que los años nos han calmado y al diestro Lucio Sandín regentando una óptica en Hospitalet, retiro suave frente a aquella alternativa con Curro Romero y Paula. La más escéptica y desencantada es la concejal Maricruz, que con 18 años era la pipiola alcaldesa socialista de Cotillas, un pueblo que ahora ya no tiene ni escuela. En los 80 nos parecía que todo estaba por hacerse y todo por conseguirse.