CON C de Celis y O de Torrijos funcionan las Contrataciones Obreras del Ayuntamiento a cuenta del plan del Gobierno central para hacer obras y sumar contratos de trabajo. Lo que apuntamos el pasado martes del caso Camarena, con la irregular contratación, despido y vuelta a empezar de los obreros (sólo empleados de lunes a jueves en la mayor parte de la marea de calles valladas auspiciada por los munícipes), ha permitido desvelar no sólo más chapuzas en cuanto a la elección de las empresas, sino cómo los manijeros presupuestarios de la coalición ignoran las documentadas alertas que les ponen por delante sus profesionales y los de otras instituciones. Trazan unos objetivos partidistas y no dejan que la realidad les estropee la campaña.

El oficial mayor del Ayuntamiento advirtió del camelo que había en muchas candidaturas que aspiraban a pillar el dinero librado por el Consejo de Ministros. Ni caso. En marzo, la Confederación de Empresarios de Sevilla y Gaesco, patronal de la construción, advirtieron que había empresas que hacían "ofertas desproporcionadas y temerarias". Oídos sordos. Comisiones Obreras, antes de denunciarlo a los medios de información, había contado a la Delegación de Empleo la fullería que estaba haciendo el ex torero Antonio Camarena. Pero el ex sindicalista Torrijos guardó silencio. Sólo han reaccionado cuando la verdad sale a relucir en periódicos, radios y televisiones, porque aún no pueden ponerle puertas a todo el campo informativo, y entonces se rasgan las vestiduras para seguir aparentando su máscara progresista, defensora de la clase obrera y de la sostenibilidad.

Reparen en el triunvirato al que han desoído: funcionarios, sindicatos y empresarios. ¿Se puede gobernar bien sin su concurso? Y luego quieren presumir de democracia participativa. Es un heroísmo laboral trabajar en la función pública y hacer ver a los jefes políticos que el sostenella y no enmendalla perjudica el interés general. En este contexto, es una lotería que cualquier obra se haga bien.