La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el límite de la vergüenza?
Después de un verano en blanco por culpa de lo que tantas vidas y cosas se llevó por delante, el espectáculo inenarrable de los caballos corriendo por la arena mojada ha vuelto y se está celebrando en estos días. Imagen única la de las carreras en el entrañable verano sanluqueño. Desde Bajo de Guía a Las Piletas y en la bajamar, con el Sol planeando su huida por el coto para un contraluz que exige a gritos la ensoñación, surge el sin par espectáculo de las carreras de Sanlúcar de Barrameda como trincherazo mayestático a lo que lleva en sus entrañas el verano en la desembocadura del Río Grande. El vacío que supuso la suspensión del año pasado fue un motivo más para el entristecimiento estival y afortunadamente se ha subsanado para que retorne el espectáculo. Y es que quien no ha visto competir caballos al contraluz luminoso de Doñana no sabe lo que se ha perdido.
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