El Caixafórum de Sevilla, ubicado en la isla de la Cartuja, recibió el año que acaba de terminar más de un cuarto de millón de visitantes, pulverizando la marca de su primer año de funcionamiento. Mientras, las Atarazanas, en pleno centro histórico y donde se había planificado su instalación tras un ambicioso proyecto de rehabilitación, siguen sin que se le haya puesto una mano encima. Una entidad privada, como la Obra Social La Caixa, tuvo que renunciar a su primer proyecto, que hubiera potenciado un edificio de enorme valor histórico, ante la ineficacia, una vez más, de los gestores de lo público.

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