Antonio Sempere

Cara y cruz

Visto y Oído

11 de diciembre 2014 - 01:00

ME cuesta entender que TVE promocione tanto Órbita Laika y tan poco Millennium. Son un poco la noche y el día, de acuerdo. Uno va en broma, el otro en serio. Pero, a fin de cuentas, no dejan de ser los dos únicos estrenos del año 2014 en La 2, si entendemos como tales a los programas de producción propia que se realizan en plató. Durante el año 2013 se pusieron en marcha Atención obras y Torres y Reyes, del que más tarde brotaría su spin off Alaska y Coronas, que superó al original. Pero ahí se acabaron las alegrías.

Por eso digo que no comprendo por qué el lanzamiento de Millennium está siendo tan tibio. Sus tres entregas, dedicadas a la educación, a la novela negra y a la influencia de la crisis en la salud mental, no tuvieron desperdicio. La última de ellas, titulada De la ansiedad a la depresión, se abrió con una entrevista a Luis Rojas Marcos grabada en un plató de ensueño. Hace tiempo que no veía tanta plasticidad. . Los invitados entablaron una conversación de las de verdad, en la que ni siquiera hizo falta que el moderador Ramón Colom plantease los ítems preparados. Hincaron al diente a la madre del cordero, a diseccionar hasta qué punto las enfermedades mentales son o no patológicas. Y, claro, el tiempo pasó volando. Frente a este trance hipnótico en que nos sumió Millennium, los mismos sesenta minutos de Órbita Laika parecían no acabar nunca. Por supuesto que los gustos son muy personales, pero siempre pensé que Ángel Martín es uno de los personajes televisivos más sobrevalorados de la última década. La liviandad de Órbita Laíka, su jijí jajá, no soporta la comparación con 'Millennium'. Sin embargo, eso es lo que vende. Así es la tele.

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