DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

El acento

Juan Carlos López Eisman

Cocinar un rodaballo

JUVENAL fue un poeta satírico de principios de nuestra era que escribió hasta dieciséis poemas en los que presentaba, de manera irónica y hasta cáustica y sarcástica, las costumbres de su época. Hoy es apenas conocido, siendo el autor de expresiones como: pan y circo, ¿quién vigila a los vigilantes? o, en latín, mens sana in corpore sano. Juvenal se consideraba enemigo político del emperador Domiciano y contra él fueron algunas de sus diatribas más fieras. En una de ellas, para visualizar el grado de deterioro, describe el orden del día del que se ocupa lo que hoy llamaríamos el consejo de ministros. Doce personajes, incluido el propio emperador, debaten sobre cómo debe cocinarse un rodaballo, pez poco frecuente en aquel tiempo.

Al parecer, en el aniversario de la muerte de Blas Infante se celebra un acto en su memoria en el Parlamento, función que antes se llevaba a cabo en el lugar de la carretera en el que fue fusilado. Y, también al parecer, el protocolo de esa celebración no es fijo y este año ha ocurrido algo de extrema gravedad: la presidenta ha decidido participar y eso ha llevado a la oposición a hablar nada menos que de una ruptura de la separación de poderes, acusándola de "soberbia, autoritaria y prepotente". La discusión ha venido por la rentabilidad electoral que esa intervención produce, vista la atención y el interés público en esa ceremonia que, como se puede advertir cada año, paraliza de hecho totalmente la actividad de los andaluces y les hace volverse expectantes y absortos a lo que acontece en el Parlamento.

Sin desmerecer de Blas Infante, que no es de lo que se trata, la cuestión es que, a lo que se ve, nuestros dignos representantes políticos no se dedican a discutir sobre cocina, hoy tan en boga, pero, rebajando por supuesto el tono, a uno le entran ganas de recordar el final de la referida sátira en la que afirma que era bueno que el emperador se entretuviera en esas memeces porque de esa forma no tendría tiempo para hacer más barrabasadas. No se trata tampoco de esto pero resulta indecoroso e indigno y no se puede entender cómo, con lo que llena "el día de cada día" a tantos ciudadanos, se ocupen de estas majaderías y despropósitos. Parece que el sentido común recomienda que ni la presidenta debió terciar en esa conmemoración (¿a cuento de qué?) ni la oposición tiene que hacer Troya. ¿Les importa en verdad lo que se dice?

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