NUEVO jueves que puede ser de gloria para este Sevilla que se encuentra en esta competición como en su hábitat natural. De nuevo, la Liga Europa en un horizonte que se acerca a grandes pasos y Bilbao como inicio de etapa. Estamos en el tramo final de la competición favorita del Sevilla y acude la tropa de Unai a una nueva cita con la historia. Bilbao como estación ojalá que de paso para Basilea, pero cita llena de celadas.

Aunque no atraviesa el Athletic su mejor momento del curso, se duele de la baja fundamental de Laporte para lo que resta de ejercicio y la de otro puntal como el navarro Raúl García esta noche, San Mamés es un puerto de montaña habitualmente y mucho más cuando de un torneo del K.O. se trata. La historia compartida copera no es tampoco como para que se dé pie al optimismo blanco, pero tampoco la historia del Sevilla fue cuando esos números tan brillante como ahora.

Quiere decirse que ni el agua pasada es capaz de mover molino alguno ni que cualquier tiempo pretérito hubo de ser mejor, ergo la cosa consiste en salir por su pie de San Mamés a la espera de otro jueves de Feria para el gozo. Le añade morbo a lo de hoy el retorno de un hijo pródigo a su casa de toda la vida. Fernando Llorente no salió del Bocho por la puerta grande y tampoco regresa por la muy grande de la titularidad indiscutible, pero que su presencia hoy allí es mórbida no se duda.

7 de abril de 2016 marcado en rojo para poner la primera piedra de una conquista con fecha a una semana vista. Insisto en que todo consiste en salir vivo de San Mamés para un golpe decisivo el jueves de Feria. Un jueves que se espera que sea como el de hace diez años con aquel gol de Antonio Puerta que disparó la euforia como primer paso para un cambio radical de la historia. Pero vayamos por pasos, que no se venda la piel del león antes de cazarlo y mucho menos que la piel, el rabo.