La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Era urgente guardar silencio, alcalde
Estamos viviendo una gran Feria, pero hay que tomarla con cuidado, mucho cuidado, porque te puede mandar a la cama como te descuides. Cuando escribo estas líneas, la Feria sigue seca, sin que caiga una sola gota que arrase los farolillos y enfangue el piso, pero desde aquí insisto en que esta Feria tiene mucho veneno en sus puntas, tan astifinas. Y por qué tanto alarmismo, se preguntará usted, pues por la sencilla razón de que se pasa del vuelta y vuelta en la parrilla a helarse cuando el alumbrado aparece y el sol huye por el Aljarafe. Usted se va a la Feria con su chaqueta de alivio y soporta, mal que bien, los más de treinta grados que hace en la calle y los cuarenta de alguna que otra caseta, pero cuando se quiere dar cuenta, la calor se ha ido, los mercurios se han desplomado y se ha de buscar el abrigo de lo que antes era un crematorio. ¿Tiene peligro o no esta Feria?
También te puede interesar
Lo último