Fragmentos

Juan Ruesga / Navarro

Distrito 12: tecnología y cultura

POR fin se empieza a asumir oficialmente que los terrenos de la Cartuja son una parte más de Sevilla. Al menos un primer paso se ha dado con la constitución del Distrito 12, que engloba todo lo que fue la Exposición Universal de Sevilla 1992 y los viarios anexos, de río a río y del Alamillo a Chapina. En parte, mantener esos terrenos administrados como un polígono cerrado, al margen de la ciudad, ha fomentado el lugar común mantenido durante años de que el recinto estaba vacío o infrautilizado.

Sin embargo, la realidad, como bien saben quienes lo utilizan a diario, es muy diferente. Un campus universitario, centros administrativos, docenas de empresas innovadoras y miles de puestos de trabajo. El antiguo recinto se ha desarrollado. Concebido como una isla para su mejor acotado y protección, mantiene algunas de esas características de aislamiento, que ya no son necesarias y en cierto modo perjudican su normal desenvolvimiento. Museos, centros de investigación, teatros, centros de enseñanza, gabinetes médicos, periódicos, estudios de televisión y radio, restaurantes, oficinas, etcétera…, hacen que muchos sevillanos vayamos a resolver asuntos o disfrutar de nuestro ocio a sus calles y edificios. Como prueba de madurez urbana, algunos de sus edificios han sido catalogados, y nuevas construcciones singulares mantienen el pulso de esta zona de la ciudad.

También es verdad que muchas de las edificaciones existentes aun no han tenido oportunidad de su utilización plena y la encontrarían en un proyecto global que incluyera tecnología y cultura. La proximidad al casco histórico es una de sus mayores potencialidades para desarrollar actividades culturales, de ocio y empresariales, ya que se vincularán con facilidad a las infraestructuras culturales y hoteleras existentes en el casco de la ciudad, siendo claramente complementarias, para un proyecto Tecnológico y Cultural. No es fácil encontrar en las ciudades europeas conjuntos edificados con estas características, y que sus usuarios estén a un paseo de los lugares centrales culturales, turísticos y hoteleros de una ciudad de primer orden como Sevilla.

Estos nuevos usos culturales pueden facilitar un equilibrio entre el necesario grado de control de la accesibilidad a un parque empresarial avanzado y la conciencia por parte de toda la ciudad, de que es un recinto que forma parte de Sevilla a todos los efectos y que es accesible, aun con grados de permeabilidad perfectamente graduables en el horario y en el calendario. Pero aún muestra algunas carencias, principalmente de conexión fácil con el resto de la ciudad. Nuevos puentes y pasarelas están previstas en el Plan de Ordenación, pero hay que ejecutarlas. Más y mejores transportes urbanos. La puesta en servicio del tren de cercanías es primordial.

La identificación de un proyecto global tecnológico y cultural, con fuerte presencia en resultados y actividades abiertas al público especializado y al público en general de Sevilla y su entorno metropolitano, no cabe duda que reforzará la identidad de un nuevo barrio.

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