Elogio de la comarca

Los nombres de las comarcas nos cuentan Andalucía, sus territorios y su historia

En el pasado estado de alarma hemos visto en los medios de comunicación muchos mapas que nos informaban gráficamente de la evolución de la pandemia, número de afectados, número de fallecidos, etcétera. Estos mapas normalmente eran de la provincia y mostraban los términos municipales que, con diversos colores, claros para pocos casos y oscuros para una mayor incidencia del virus, nos permitían de un vistazo hacernos una idea de cómo evolucionaba la situación sanitaria. De repente se nos han hecho familiares los contornos y siluetas de los términos municipales, su diferentes tamaños y curiosas formas, a modo de un expresivo mosaico de las graves circunstancias que hemos vivido en estos últimos meses. A la vista de los mapas hemos tratado de deducir alguna conclusión que explicara los datos. Número de habitantes, distancia a la capital, accesibilidad por carretera, etcétera. Un poco de todo eso ha habido sin duda, pero de forma natural aparecían grandes manchas que agrupaban a los municipios sevillanos con similares características sanitarias, dibujando la Sierra Norte, la Sierra Sur, el Aljarafe, la capital y su entorno, la Vega de Carmona, el valle del río…. Es decir, las comarcas.

Esos territorios que identificamos por determinadas características físicas o culturales. Porque mucho más allá de entidades administrativas que agrupan municipios, los nombres de las comarcas andaluzas nos cuentan Andalucía, sus territorios y su historia, nos permiten identificar gentes, productos, folclore y tradiciones que nos dicen quiénes somos y quiénes son nuestros paisanos. Por ejemplo: Valle de los Pedroches, Campo de Gibraltar, Axarquía, Alpujarra, Sierra de Cazorla, Sierra Morena, Andévalo, los Vélez, Vega de Granada, Valle del Guadalhorce, La Janda, Serranía de Ronda, Bahía de Cádiz. Estos nombres y tantos otros son el mapa real de Andalucía, la que entendemos todos. La que explica nuestra realidad de un gran territorio, del tamaño de un país medio europeo como Austria, con una extensa y variada costa, abierta al Mediterráneo y al Atlántico y un fértil valle del río Guadalquivir entre la cordillera Bética y la Penibética.

Las leyes y normas administrativas podrán dar a las comarcas un papel más o menos relevante en la vida oficial de nuestra comunidad, pero estoy convencido que ir en la dirección de facilitar que los problemas se entiendan y solucionen comarcalmente, permitirá una mayor funcionalidad del territorio, con una mejor accesibilidad a los bienes y servicios, al conocer con detalle la población y sus necesidades más inmediatas o el desarrollo de la industria agroalimentaria, tan ligada al terreno. Como ha quedado claro si citamos los ejemplos ampliamente conocidos de los Pedroches, el Levante y el Poniente almeriense o la costa occidental de Huelva. Recursos naturales, energías alternativas, patrimonio monumental, son otros sectores que se entienden muy bien desde las comarcas, que en su conjunto mejorarán la armonía entre andaluces.

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