Brindis al sol
Alberto González Troyano
Vieja y sabia
Todo lo que lleva siglos normalizado provoca ceguera y, en los peores casos, injusticia y desagradecimiento. Es el caso del machismo. Está tan arraigado en la sociedad que no es de extrañar la resistencia enconada a reconocerlo o, lo que es lo mismo, la tendencia a negarlo y a desplegar todos los sesgos inconscientes para ridiculizar y minusvalorar a las mujeres, especialmente a las que no se atienen a lo que está mandao. Lo que se sale de "lo normal" es una anomalía. Y así hemos sido vistas las escritoras en la historia. Lo escrito, es decir, lo que permanece, ha sido siempre tierra de hombres. Quizá piensen que ya no es así. Lamento darles el disgusto, más aún en las vísperas del Día de las Escritoras, que celebramos bajo la advocación de Teresa de Jesús -a la que tengo en mucha estima por mística y andariega, y por no callarse ni una-: el machismo que respiramos sin darnos cuenta también se da, con intensidad, contra las mujeres que escriben.
Y no es que lo diga yo porque lo vivo en carnes; lo dicen los datos y números. ¿Leen los hombres literatura escrita por mujeres?, ¿nos conformamos por tener en cada época a unas pocas escritoras entre varones, a las que poder mentar?, ¿saben cuándo se publicó en España el primer libro de aforismos escrito por una mujer? Lo que escriben los hombres se considera asuntos universales; lo que escriben las mujeres aún se considera "cosas nuestras"… Joanna Russ dixit: un modo de entender la literatura que ignora las vidas de la mitad de la raza humana no está incompleta, está distorsionada de la cabeza a los pies. A pesar de estos callejones sin salida, caminamos, aunque sea por las paredes.
Veladamente, nos acucian males antiguos. La falta de reconocimiento y la precariedad, por ejemplo. La habitación propia que reclamó Woolf está sin amueblar. De muestra, un botón: con motivo del Día de las Escritoras, la Biblioteca de Andalucía contactó conmigo para proponerme participar en la lectura organizada en Granada conjuntamente con la Biblioteca Nacional. La actividad "donde escritura y mujeres van de la mano" (sic) era "no remunerada". No es habitual en instituciones señeras. Tampoco garantizaban el abono de los gastos de pernocta y desplazamiento. Ser escritora en el acto del Día de las Escritoras 2021 no está pagado. Puede que incluso cueste dinero a las autoras. Desde aquí quiero agradecer el ejemplo de todas y cada una de las mujeres que escriben, y denunciar las condiciones a pesar de las cuales seguimos escribiendo.
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