Hallazgo magnífico, contrapunto formidable a la serie de atentados que, con la connivencia de Patrimonio, se perpetra en Sevilla desde el principio de los tiempos. Si días atrás llorábamos ante el cuerpo sin vida de una Palmera en gran parte destrozada, hoy saltamos de alegría ante el descubrimiento de cómo queda la fachada de la Casa de la Moneda. Tras más de dos lustros tapada, esto de ahora ha sido como develar un cuadro magnífico, con su policromía recobrada y cada cosa en su sitio. La ves desde Tomás de Ibarra y es una fantástica impresión; fantástica y sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta los despropósitos que ha sufrido el caserío de su aledaña calle Santander. Y, además, la confirmación de reapertura de aquel bar en el que Antonio, un primo de Curro Romero, tantas cervezas sirvió con el acompañamiento de la obligada tapa de altramuces.