La esquina
José Aguilar
Solipsismo en palacio
EL consejero de IU en Canal Sur, Juan de Dios Villanueva, ha hecho un favor a sus compañeros al convertirse en una voz discordante que viene a representar las tiranteces en el bipartito del Gobierno. Un consejo tan bien, requetebién, pagado al menos debería escenificar de vez en cuando que se toma en serio su misión y que sus puestos no son simples poltronas de compensaciones.
Villanueva votó en contra, y con toda la razón, de la programación presentada por el director general en funciones Joaquín Durán. Resume la parrilla de la RTVA en "películas rancias, toros, reducción de informativos, iglesia y tópicos", aunque debería cambiar "Iglesia" por "foclorismo", porque ese es el punto de vista. Los programas confesionales de Canal Sur, a deshoras, son bien baratos y cumplen con el servicio público. Y el Rocío y las procesiones al menos son realidades de Andalucía, gusten o no. Lo incómodo es cuando Canal Sur se centra en el palmeo, el torereo y la caspa como un presente tangible de nuestra población. La RTVA dedica demasiadas horas a la pandereta y a la complacencia rural cuando ni siquiera los índices de audiencia, por debajo del 10%, ya lo justifican. Una programación que, desde hace meses, revela una falta de ideas más que falta de presupuesto, cuando desde hace años se ha perdido el horizonte de lo que podría ser una cadena pública. Sin disimulos, Canal Sur se conforma con seguir siendo vista en los pueblos y en los hogares del pensionista. Una Andalucía alejada del ordenador, facilona y enroscada.
Es razonable que en estos meses en que los espectadores se suelen olvidar del televisor se recorte en cobertura y horas en informativos, parcela que más o menos sigue justificando la existencia de la RTVA: no hay recursos para sostener la programación habitual. Lo malo es que cuando se acerque el otoño, con lo ahorrado, nos pretendan insistir en que el futuro de nuestros hijos pasa por ser Jesulines o animar las verbenas con el Se llama copla infantil.
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