Monedero me parece fatuo e insoportable. No coincido con casi ninguna de sus opiniones, me produce un rechazo profundo la manera en la que las expresa, ese tipo de gente que ha sido encumbrado en España como si fuera un gran intelectual cuando es un indigente. Por si fuera poco le pillaron con el carrito de los helados evadiendo 400.000 euros a Hacienda por un trabajo que nadie vio jamás sobre un tema que él desconoce, la unión monetaria entre los países bolivarianos, más parecía un regalo de Chávez a él o a su partido. Dicho todo lo anterior, me entran ganas de vomitar viendo la escena en la que un grupo de energúmenos disfrazados de pijos le insultan y le echan de un bar en Sanlúcar. Esos supuestos patriotas que piensan que España es suya me producen un asco profundo. Asunto diferente es el de la ministra de Trabajo, cuyo coche fue aporreado por un grupo de taurinos mientras era insultada gravemente, diferente porque llevaba una nutrida escolta de policías , aunque me parece execrable, es ministra y tiene que aguantarse. Monedero es un ciudadano, por tonto que parezca, Yolanda Díaz es ministra con una legión de escoltas para su protección. Ahora bien, quienes han salido a defender a ambos deberían hacer memoria si en algún momento justificaron los escarches a dirigentes del Partido Popular, eso que llamó Pablo Iglesias "jarabe democrático". En su momento me pareció vomitivo lo que le hacían a la gente del PP, motivo por el cual ahora puedo expresar idéntico parecer. Quizás alguno de los que ahora se siente ofendidos por los insultos y amenazas a uno y otra en su día participaron en los que se le hicieron a los de Hazte Oír en Cádiz: me producen rechazo las ideas de este grupo pero tienen derecho a expresarse. No puede uno ir a reventar un acto de Hazte Oír y luego asustarse porque se insulta a Monedero. O los que fueron al Hotel Las Cortes a boicotear la presentación de un libro. En una democracia caben todas las opiniones siempre y cuando no promuevan la violencia. Añadiré un asunto personal: yo he sido perseguido por las calles de San Fernando y Cádiz por extrabajadores de Delphi que igual ahora están escandalizados por lo que ha ocurrido en Toledo y en Sanlúcar. Sé de lo que hablo cuando escribo sobre las masas de fanáticos cobardes persiguiendo a quien disiente, a quien piensa diferente, a quien expresa ideas distintas . Ese nazi que llevamos dentro sale a la luz en cuanto nos incorporamos a la masa, ahí destaca esa intolerancia tan española. Que Monedero y Hazte Oír digan lo que quieran, que cada cual exprese sus puntos de vista por minoritarios y discordantes que sean, que la ministra aguante el tipo sin llorar sobre la leche derramada. Me debo haber curtido en años de opiniones disidentes o minoritarias frente al poder o a los majaretas vociferantes de la política o el fútbol. Hay fanáticos agazapados en cada esquina.