¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
‘Valencià’ significa valenciano
Salvo terremoto u otra revolución telúrica en la sociología y psicología del andaluz contemporáneo -indetectable para el análisis político convencional-, Susana Díaz volverá a gobernar Andalucía después del 2 de diciembre. Y sí, sería un terremoto que Juanma Moreno superase los catorce escaños de diferencia que le sacaba la socialista en la legislatura fallecida. Lo hizo Javier Arenas con Griñán, pero era Arenas y era 2012.
Si se confirma el pronóstico, pocas incógnitas quedan por despejarse en las elecciones andaluzas, aunque algunas sean muy relevantes. Por ejemplo, si el cacareado sorpasso, que antes llenaba el debate de la izquierda, se acaba registrando en el centroderecha. O sea, si Ciudadanos le arrebata la hegemonía conservadora en Andalucía al Partido Popular, preludio de un adelanto a nivel nacional cuando Pedro Sánchez agote su azarosa presidencia. Creo que no va a pasar. En Andalucía, me refiero, y en estas elecciones del 2-D. También se comprobará si el experimento de Adelante Andalucía de Rodríguez-Maíllo funciona mejor que el modelo de absorción de Unidos Podemos practicado por Iglesias-Garzón. Si suma, resta o es indiferente a los actuales números parlamentarios de Podemos e IU. Ahí tengo dudas.
Susana gobernará en coalición. Como la memoria es caprichosa, tendemos a creer que será una experiencia novedosa. Qué va. Los socialistas ya han gobernado la Junta de Andalucía en coalición con otros partidos. Lo hizo Manuel Chaves, durante ocho años, con los andalucistas. Lo hizo José Antonio Griñán con Izquierda Unida en los dos que fue presidente (y lo deshizo con cajas destempladas Susana Díaz, cuando heredó el cargo). O sea que ha habido coaliciones rojiverdiblanca y roja (desvaída)-roja, más el pacto de investidura, sin cogobierno, de Ciudadanos con el PSOE, recién liquidado. Todas estas coaliciones han tenido una característica común: siempre han beneficiado más al PSOE que a su socio ocasional. Quizás por la diferencia de poderío entre unos y otros.
En teoría cabe otra coalición tras el 2-D: PSOE-Adelante Andalucía. Incluso tendría más respaldo en el Parlamento y sería más acorde con el idilio nacional entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Justamente lo que no quiere en absoluto Susana Díaz. Hará todo lo posible por rehuirla. Si la aritmética electoral la hiciera imprescindible, buscaría pactos puntuales con Maíllo y Rodríguez. Cogobernar ni se le ocurre.
También te puede interesar
Lo último
Congreso de Hermandades y Piedad Popular
Las Hermanas de la Cruz lamentan la "sangrante paradoja" de que cada vez haya más pobres en una España "cada vez más rica"