Amanece jueves y toca Europa, ¿para qué más?, todos contentos ante la situación que se vive en el fútbol según Sevilla con sus dos equipos llevando el nombre de la ciudad por el Viejo Continente. Por el Viejo Continente y hasta casi por Asia, pues vaya tela lo lejísimos que se ha tenido que ir el Sevilla en este primer jueves de octubre. Y a qué hora más intempestiva cuando allá debe ser como cosa de brujas preparando sus escobas.

Es uno de esos detalles que se le escapan a la UEFA y que resultan inexplicables. Ya que dos equipos de la misma ciudad no se programan a la misma hora, ¿por qué no se ha fijado lo de Krasnodar a la hora que se ha puesto lo de Sevilla y viceversa? Pero las cosas suelen ser como son y casi nunca como uno quiere, por lo que respetemos el orden cronológico establecido y empecemos por esa fiesta que se anuncia en Heliópolis para las siete en todos los relojes de la tarde.

Dicen los que saben de todo que el Dudelange luxemburgués es pan comido para el Betis. Y así debería ser si no fuese porque el maracanazo aún no se abolió y puede reaparecer por la encrucijada vital más insospechada. Pero toquemos madera y vayamos a imaginarnos a un Betis con la seriedad por bandera y sus habituales rotaciones. ¿Quién iba a decirnos hace poco que jugase quien jugase, la fiabilidad estaría servida? Pues eso, a hacer buena esa sobredosis de fiabilidad.

Y cuando se baje el telón en Heliópolis se alzará en ese confín del mundo que es Krasnodar para que el Sevilla certifique que no hay quien le tosa en su competición fetiche. Fue en ella donde levantó el vuelo tras aquella derrota con el Getafe que tantas dudas sembró y para hoy le espera un partido que no se anuncia fácil pero tampoco imposible para esa máquina de hacer goles que ha moldeado Machín. Es jueves, un gran día para que el fútbol según Sevilla siga disfrutando.