Madrid, Madrid, Madrid, qué empacho

GRACIAS a Canal Plus andamos en la cosa de seguir a diario las desventuras del escalafón torero en el ruedo de Las Ventas del Espíritu Santo y estamos comprobando que aquello es solaz de masoquistas, de gente que va a los toros a cabrearse y a pasarlo francamente mal. Entre ese toro mastodóntico que rara vez embiste y que cuando lo hace asusta al torero hasta el punto de que le resulta imposible sacarle partido y las turbas de enterados que sentencian desde el 7, el espectáculo se hace tan insufrible que opta uno por el zapping y a ver, por ejemplo, qué pasa en Roland Garros. Para colmo, los comentaristas con la empalagosa cantinela de Madrid, estamos en Madrid, a Madrid hay que venir de otra manera, Madrid es la que da y la que quita, Madrid, Madrid, Madrid como el estribillo de Agustín Lara extrapolado a un espectáculo del que si fuese exclusiva madrileña nos habríamos borrado tiempo ha.