Mentiras, opacidad y censura

Esperaba que al sentirse acorralados recurrieran a las más ruines artimañas. Pero no que fueran tan lejos

18 de abril 2020 - 02:31

La nefasta gestión de la crisis ha tenido y tiene consecuencias tan catastróficas (con 19.478 fallecimientos reconocidos somos el segundo país del mundo -anteayer nos superó Bélgica- en muertes por tanto por ciento de población) que aguardaba la rabiosa reacción de autodefensa del Gobierno. Y es sabido que la mejor defensa es un buen ataque. Primero, eludir toda autocrítica y olvidarse de la ley de transparencia. Después culpar a la oposición de urdir una política miserable que aprovecha la tragedia para dañar al Gobierno. Se la insulta o ningunea esperando que responda de tal forma -y los muy torpes lo hacen: el PP se lo pone cómodo a Sánchez- que sea fácil reforzar la imagen del líder con sentido del Estado que tiende una mano que le muerden. Los medios amigos, que están alcanzando cotas cortesanas y embusteras solo vistas en la prensa del Movimiento, son su altavoz. Y el CIS lo refuerza con las preguntas trampa que llevan implícita la respuesta. "La respuesta está en las preguntas" se llama un best-seller de estrategia comercial.

Si se pregunta si los partidos deben apoyar al Gobierno y dejar las críticas el 87% contesta lógicamente que sí. Y si no se pregunta si el Gobierno actuó con previsión, si siguió las recomendaciones de la OMS, si está actuando con eficacia y transparencia o si los sanitarios han contado con los medios adecuados, se evitan las respuestas incómodas.

Entre las preguntas trampa había una especialmente peligrosa que supone el regreso al "parte" franquista: "¿En estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a las fuentes oficiales, o cree que hay que mantener la libertad total para la difusión de noticias e informaciones?". Es tan grave equiparar "bulos" e "informaciones engañosas y poco fundamentadas" como igualar redes y medios de comunicación. Un Gobierno que decidiera cuáles son las informaciones que se pueden o no censurar atentaría contra la garantía constitucional de la libertad de información. El vicepresidente del Gobierno dijo que "la existencia de medios privados ataca la libertad de expresión". Y el PSOE lo ha asumido. Esperaba que al sentirse acorralados recurrieran a las más ruines -viles, bajas y despreciables- artimañas. Pero no que tan pronto fueran tan lejos.

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