La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Objetivo, el Rey
Pronto y en la mano era lo que aconsejaba Antoñete para todo inicio de faena. Y ese pronto y en la mano habría que advertírsele al Betis para que la renovación de Fekir sea más pronto que tarde. Se ha convertido el futbolista francés en una especie de piedra filosofal a mano del Betis para que cuanto toque se convierta en oro como convierte auténticas pedradas en controles inverosímiles en los que el balón queda domesticado.
Controles para la estupefacción y conducciones imparables que le han convertido en el futbolista de las grandes Ligas que más incidencia tiene en el fútbol de ataque de su equipo. Campeón del mundo con Francia, su estrella declinaba para resurgir esplendorosamente y ahí queda el papel del Betis ante la perentoriedad de su renovación. Él no se cansa de decir que se encuentra encantado en el club y en la ciudad, pero bien se haría en que eso no quedase en la palabra.
Son innumerables los novios que llaman a su puerta y viendo el panorama económico demasiados son los tiburones que acechan el caladero bético para hacerse con sus mejores piezas. Y en ese banco de pesca, Nabil Fekir es la pieza más atractiva. A sus veintiocho años se encuentra en un punto de madurez que le hacen mejorar al que llegó de manera sorprendente al Betis que entonces ordenaba Rubi y que fue en el verano último antes de la pesadilla de la pandemia.
En este gran Betis nada sería como es sin el mago francés, por lo que le llega el turno a la diplomacia verde, blanca y verde a fin de resolver por vía de urgencia la situación contractual del jugador. Por eso, mientras menos se maree la perdiz, mejor que mejor, que el Diablo cuando duerme mata moscas con el rabo y camarón que se duerme es víctima de la corriente. Este Betis de magnífico presente y con tanto futuro como promete ha de afrontar este asunto pronto y en la mano.
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