COMIENZA el reparto de ordenadores portátiles entre los alumnos de quinto o sexto de primaria. Ya tenemos la mochila digital para la clase y el hogar. Ahora hace falta que todos los profesores sepan enseñar a los niños con ratón de por medio. Ni unos ni otros son robots previamente programados para sacarle el máximo partido educativo a la herramienta y no convertirla en un territorio para perder el tiempo. En los claustros se admiten voluntarios que reúnan en los colegios a todos los padres y les impartan un cursillo intensivo de interactividad que no consista en dominar el deporte del copia y pega.

El sueño de una infancia primorosamente formada choca con la realidad pedestre. En El Porvenir hay un colegio que lleva el nombre de una educadora ejemplar. Isabel Álvarez. Ojalá los padres, las autoridades y los periodistas se acostumbren a llamar a dicho centro por su nombre (de paso, que lean los textos de ella sobre educación), y dejen de identificarlo como 'Nuevo Tussam'. El debate en dicho centro no es usar Windows o Linux, sino que alguien limpie cada mañana el patio. Los alumnos no salen a la zona de recreo porque exhibe toda la inmundia y barbarie del vandalismo que por las noches se introduce en un recinto inaugurado hace sólo tres años y avejentado por los asaltos. La prioridad número uno para los padres no es un ordenador per capita, sino un barrepatios per omnia.

Año nuevo, y los padres descubren que ya no hay barrepatios. Ordenador y escoba han de ir de la mano. El PSOE acelera la entrega del portátil. Zoido ya está presto con su comando PP a limpiar el patio y repintar las cancelas. No se peleen, pónganse de acuerdo aunque aún no hayan firmado un pacto Gabilondo y Cospedal. No hay instrucción sin limpieza ni limpieza sin instrucción. Inventemos la escoba 2.0 y la vacuna 3.0 para desinfectar el fracaso escolar de los niños que se han convertido en gamberros sistemáticos y rehenes de su ignorancia.