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Rafael Padilla
Neopuritanismos
Hace unos días asistí a unas jornadas organizadas por el Diario de Ibiza: La nueva era de los modelos del negocio turístico. Negocio, sin reparos, ni excusas. En la apertura de la sesión, el director Insular de Turismo terminó su intervención con una frase que me pareció clave para entender lo que allí se debatía: estoy orgulloso de pertenecer al sector turístico, que fue recibida con una ovación de los presentes. Me di cuenta de que son comerciantes, están satisfechos de ello y saben de qué viven. Los grupos sociales y económicos representados y su función eran claros: el sector financiero patrocinaba, los medios organizaban y difundían y los hoteleros y hosteleros, desde los más innovadores hasta los patriarcas de los restaurantes de toda la vida, debatían como anticiparse a los riesgos de que su potente oferta pasase de moda y trataban de identificar nuevas ideas y modelos para que el negocio turístico siguiera siendo clave en su economía. También estaban presentes, aunque en minoría, personas que representaban a los movimientos contrarios al turismo como Extinction Rebellion, que va ganando representación en España.
Los datos económicos expuestos eran positivos y la expectativa del producto interior bruto turístico de la próxima temporada es de un incremento del 2,5%, según los datos que ofrecía Caixabank Research. Datos sobre el origen de los viajeros y su incremento previsto y unos gráficos que explican la incidencia del cambio climático en la demanda de viajeros a una zona o región y expresaban con datos cómo la inestabilidad política en ciertas zonas del Mediterráneo y Oriente Próximo mejora las expectativas de número de viajeros en la península ibérica. El estudio está publicado y se puede consultar. Pero la clave de la cuestión la expuso un representante de los hoteleros que se movía en el estrado, más que como un CEO de un holding turístico, como un líder de opinión al estilo de Steve Jobs cuando presentó el Iphone. La frase esencial de su intervención fue: si no aportas no importas, es decir si no ofreces algo nuevo no interesas y serás irrelevante. Lo local es lo que nos define y lo global es donde competimos. Qué ofrecer y dónde ofrecerlo. Transparente y elocuente.
Mirándonos en ese espejo me preguntaba. ¿por qué ocultar que socialmente nos interesa el turismo? Como si hubiera que disimular, que seguimos viviendo de las rentas y no del comercio. El debate ibicenco me recordó, claro, a Málaga, que a partir del modelo de éxito Costa del Sol, ha sabido llegar a dinamizar toda una sociedad que está convencida de la fórmula: primero turismo, después tecnología y ahora cultura. Son vendedores, lo saben y a mucha honra. Turismo sí, por supuesto. Porque, ¿con qué dinero se ha financiado la restauración de la Giralda? Con el de las visitas turísticas. Debatamos todo lo que sea necesario, mejoremos, preparemos el futuro, pero a partir de la realidad. Ah, en Baleares tienen la tasa turística desde 2016 y siguen mejorando.
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