La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Palestina sí, Argentina no

Reconocer al Estado palestino va en la buena dirección, casi romper con Argentina por Milei y Begoña es sobreactuación

La decisión de Pedro Sánchez de reconocer al Estado palestino, como han hecho con anterioridad más de 140 gobiernos del mundo, es justa y acertada. Tiene un carácter simbólico, ya que el Estado de Palestina no existe, pero supone empujar en la buena dirección: no habrá paz en Oriente Próximo sin el mutuo reconocimiento de israelíes y palestinos y sendos Estados viviendo en paz y con seguridad. Ciertamente, hubiera sido más potente esta iniciativa contra la guerra de presentarse junto a los aliados de la Unión Europea. No obstante, responde a la tragedia que se desarrolla en la zona y despliega la solidaridad con las víctimas palestinas del conflicto sin por ello ponerse al lado de los terroristas de Hamas que desencadenaron esta nueva guerra. No tiene nada que ver con la caricatura trazada por Díaz Ayuso con la frivolidad y manipulación que la caracterizan. Tampoco con la versión de otra Díaz, Yolanda, cuya obsesión por la frase redonda y la solemnidad impostada la llevó a hacer suyo el lema de Hamas que aboga por la destrucción de los judíos.

Lo de Argentina es distinto. Provocar una crisis diplomática grave, con retirada de embajadora –y lo que caiga–, con un país tan vinculado a España por estrechos lazos económicos, culturales y sociales, porque el jefe de Estado que eligieron los argentinos sea un patán y un histrión que insulta y difama a sus adversarios políticos sin medida ni pausa, no está justificado. Milei difamó e insultó a la mujer del presidente del Gobierno de España, que no es ninguna institución del Estado español cuya defensa merezca poner a su servicio la política exterior de la nación. Milei, previamente agredido por el ministro Puente, no ofendió a la democracia española ni insultó a sus instituciones. Si las barbaridades que dice merecen tan contundente respuesta por parte del Gobierno, ¿por qué no se reacciona contra otros mandatarios, como el mexicano López Obrador, que acusa a España de expoliadora y esclavista?, ¿por qué hay silencio absoluto cuando los aliados internos del Gobierno injurian a la Corona corrupta o llaman prevaricadores a los jueces (que sí son instituciones clave de la democracia española en los dos casos)?

Dos caras de la política exterior. En Palestina defendemos la paz y los derechos humanos. En Argentina sobreactuamos convirtiendo un problema personal en una cuestión patriótica. Aunque sea la esposa de quien es, Begoña Gómez no es un bien de Estado. Su honor herido no se repara a tan alto precio.

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